Es curioso como van cayendo relatos estos días. Unos de los clásicos sobre el kirchnerismo lo describe como un “menemismo con derechos humanos”, que generalmente se matiza con la “farsa” y la “apropiación” de los derechos humanos que hizo el gobierno, así como su “oportunismo” de pretendida izquierda en sus posiciones que esconde, en realidad, a un líder de derecha camuflado como izquierdista.
Varios firmarían esta definición de Kirchner: Pino Solanas, Ernesto Tenembaun, Lanata, Claudio Lozano, etc., e incluso muchos sectores liberales en el sentido filosófico (no económico) del término liberal.
En el diario
“¿Se le puede adjudicar, por lo tanto, una ideología a Néstor Kirchner? Hasta ahora yo creía que no, que su ideología era el poder. Sin embargo, últimamente algunas evidencias van demostrando que el desarrollo de la acción política con sus triunfos y derrotas, con la generación de aliados y enemigos, va llenando de contenido cualquier frasco vacío. Por necesidad o coartada, Kirchner fue arropando sus actos de gobierno con una determinada ideología, y aunque al principio fue más oportunismo que convicción, con el correr del tiempo el contagio se hizo inevitable. Un simulador al final se convierte en lo que simula. Uno no sólo es lo que es sino muy principalmente lo que hace, y también con quién recorre ese camino. Así como antes no le habían interesado lo más mínimo las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo o los intelectuales progresistas, a quienes luego utilizó como escudos humanos, con el paso de los años se fue impregnando de sus argumentos y simpatizando con esas ideas primigenias que había sabido olvidar para ser simplemente peronista”
O sea: dejamos atrás la etapa de la “farsa”. Resulta que ahora “el actor fue devorado por su personaje”. Para Fernández Díaz pasó la etapa en que Kirchner simulaba ser un nacionalista de izquierda, ahora es, pertenece y lidera efectivamente ese espacio. Malas noticias para Pino Solanas, que bien podría estar diciendo: ¡Houston: tenemos un problema!
Dejando de lado el análisis psicológico (y patético) de las motivaciones reales o simuladas de los Kirchner para decidir sus líneas de gobierno, lo cual desde el punto de vista político es francamente intrascendente, lo cierto es que Fernández Díaz percibe algo innegable: será difícil seguir hablando de la “farsa” kirchnerista, los actos de gobierno, dice, ya están arropados de determinada ideología (nacionalista o populista de izquierda) desde hacer rato y observa, incluso, una mística revolucionaria en muchos jóvenes e intelectuales kirchneristas que advierten: “no hay vuelta atrás” contra el peligro de una restauración conservadora.
Para Fernández Díaz esta situación “se vuelve inquietante” y profetiza un duro camino a la oposición: “Un verdadero líder de la oposición que quisiera tener alguna chance frente a semejante mística debería quizá pensar menos en cuestiones programáticas coyunturales y en divergencias ideológicas dentro del espectro político (cualquier partido tiene ala derecha e izquierda) y pensar más en propalar el regreso de los argentinos a una democracia plena después de años de democracia manca y condicionada vivida bajo emoción violenta”
Traducido: ¡Por favor, únanse los opositores (derecha, izquierda, lo que venga…) o se nos viene la noche!
¿Se acuerdan cómo empezó la columna Fernández Díaz? Se preguntaba si Kirchner era un simulador qué sólo tenía por ideología el poder. ¡Qué paradoja! Cómo será el espanto ante el 2011, que termina pidiéndole a los opositores, sean de derecha o izquierda, que simulen unidad bajo la “mística” de alcanzar “una democracia plena” como toda ideología. ¡Qué patético!
Palabras tuyas Fernández Díaz: “Uno no sólo es lo que es sino muy principalmente lo que hace, y también con quien recorre ese camino”
Mientras encuentran “esa unidad opositora”, escuchen este tema:
1 comentario:
Es el discurso único de La Nación. Morales Solá, Grondona y el que sea, lo único que le pide a los muchachos opositores (sean republicanos, neoliberales, ecologistas o pseudosocialistas) es ¡que se unan, por favor!
Son los que más clara la tienen. Desde hace raaaato vienen mandando el mismo mensaje. De ahí que Carrió era la "piedra en el zapato" de un acuerdo entre Cobos y Duhalde cuando Julio Cleto todavía picaba en punta.
A mi siempre me pareció gracioso el argumento de que Kirchner "se hace". Al fin y al cabo se juzga por los hechos concretos, ¿no?
Abrazo.
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