"El festejo del Bicentenario fue un acto de amor entre los argentinos", dijo el presidente del Partido Justicialista al inaugurar la sede del PJ tucumano. "No estuvimos pensando a quien le iba a dejar rédito. Fue una fiesta con conciencia, con compromiso político, con memoria, con justicia, en la que el pueblo fue el gran protagonista", dijo.
Comenzó destacando: "Vine por primera vez a Tucumán en 2003, cuando miles de comprovincianos no tenían agua potable ni cloacas. Por qué no vienen a ver cómo está Tucumán ahora. Me siento feliz de volver a un pueblo que se está recuperando. No es aún el Jardín de la República que soñamos, aún tenemos que trabajar, pero se ha avanzado mucho, se han hecho obras impensadas", declaró Kirchner, parado junto a Alperovich y a su esposa, Beatriz Rojkés, presidenta del PJ local.
Ante una multitud de más de 20.000 personas (en el centro tucumano no se podía transitar ni siquiera a pie), se refirió a las condiciones en las que recibió el país cuando fue elegido presidente: "El 25 de mayo de 2003 asumí fente a una plaza llena de hermanos y hermanas que reclamaban de comer. Venian a pedir que los tengan en cuenta", recordó. "Este 25 de mayo, en cambio, mientras caminábamos con los siete presidentes latinoaméricanos, sentí que hemos recuperado nuestra pertenencia latinoamericana. Y en eso hay que hacer un reconocimiento a una gran tarea que hizo Cristina", añadió.
"La primera etapa fue salir del infierno. Luego, Cristina vino a profundizar el modelo, con medidas pensadas para beneficiar al pueblo", enfatizó.
"Cómo no iba a estar bailando Cristina (durante el desfile del Bicentenario). Le bailaban los sueños, el corazón -contó-. Pese a la descalificación y el agravio nunca bajó los brazos. Nos tenemos que sentir orgullosos de la Presidenta que tenemos".
Kirchner también defendió la necesidad de mantener a rajatabla la institucionalidad. Las crisis de este país han dejado dos lecciones, señaló: "Siempre democracia y siempre respeto por el otro, aunque tengamos proyectos diferentes. Debatamos y que la gente decida".
Por su parte, la senadora nacional Beatriz Rojkés de Alperovich resaltó:
"Nunca antes hemos visto que se haya castigado tanto a una Presidenta, a través de los medios de comunicación, ni siquiera durante los gobiernos de facto. Pero ella ha demostrado coraje y nosotros tenemos que estar a la altura de ello, porque este es el proyecto de país que hemos elegido", afirmó.
"Se me llenaron los ojos de lágrimas cuando ví bailar a la Presidenta -aseguró-. Cristina se lo merecía. Otro hubiera salido corriendo hace tiempo. Ella, en cambio, siempre nos transmite fuerza, nos dice que estamos saliendo".
Al final de su discurso, la titular del PJ tucumano le obsequió un poncho tucumano de lana de llama y de alpaca que entregó en sus manos al ex presidente Kirchner.
Comenzó destacando: "Vine por primera vez a Tucumán en 2003, cuando miles de comprovincianos no tenían agua potable ni cloacas. Por qué no vienen a ver cómo está Tucumán ahora. Me siento feliz de volver a un pueblo que se está recuperando. No es aún el Jardín de la República que soñamos, aún tenemos que trabajar, pero se ha avanzado mucho, se han hecho obras impensadas", declaró Kirchner, parado junto a Alperovich y a su esposa, Beatriz Rojkés, presidenta del PJ local.
Ante una multitud de más de 20.000 personas (en el centro tucumano no se podía transitar ni siquiera a pie), se refirió a las condiciones en las que recibió el país cuando fue elegido presidente: "El 25 de mayo de 2003 asumí fente a una plaza llena de hermanos y hermanas que reclamaban de comer. Venian a pedir que los tengan en cuenta", recordó. "Este 25 de mayo, en cambio, mientras caminábamos con los siete presidentes latinoaméricanos, sentí que hemos recuperado nuestra pertenencia latinoamericana. Y en eso hay que hacer un reconocimiento a una gran tarea que hizo Cristina", añadió.
"La primera etapa fue salir del infierno. Luego, Cristina vino a profundizar el modelo, con medidas pensadas para beneficiar al pueblo", enfatizó.
"Cómo no iba a estar bailando Cristina (durante el desfile del Bicentenario). Le bailaban los sueños, el corazón -contó-. Pese a la descalificación y el agravio nunca bajó los brazos. Nos tenemos que sentir orgullosos de la Presidenta que tenemos".
Kirchner también defendió la necesidad de mantener a rajatabla la institucionalidad. Las crisis de este país han dejado dos lecciones, señaló: "Siempre democracia y siempre respeto por el otro, aunque tengamos proyectos diferentes. Debatamos y que la gente decida".
Por su parte, la senadora nacional Beatriz Rojkés de Alperovich resaltó:
"Nunca antes hemos visto que se haya castigado tanto a una Presidenta, a través de los medios de comunicación, ni siquiera durante los gobiernos de facto. Pero ella ha demostrado coraje y nosotros tenemos que estar a la altura de ello, porque este es el proyecto de país que hemos elegido", afirmó.
"Se me llenaron los ojos de lágrimas cuando ví bailar a la Presidenta -aseguró-. Cristina se lo merecía. Otro hubiera salido corriendo hace tiempo. Ella, en cambio, siempre nos transmite fuerza, nos dice que estamos saliendo".
Al final de su discurso, la titular del PJ tucumano le obsequió un poncho tucumano de lana de llama y de alpaca que entregó en sus manos al ex presidente Kirchner.
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