1) La presencia masiva de la gente (esos 6 millones de personas) fue de la mano de la alegría popular. Algunos disfrutamos de esa alegría, otros la sufrieron. En cualquier caso, no se pudo ocultar.
El historiador Pacho O'Donnell (alguien que nadie podrá tildar de kirchnerista: hasta estuvo en el Colón), lo explicitó con toda sinceridad:
“Fue un hecho histórico, realmente fue una pueblada, momentos excepcionales en que el pueblo se echa a la calle"
En esa línea, rememoró como antecedentes de argentinos volcados a las arterias porteñas los funerales de Eva Duarte y Juan Domingo Perón. Pero destacó que estos "estaban signados por el dolor y no por la alegría como ayer".
También se remitió al final de las campañas presidenciales de 1983 como convocatorias masivas, “pero con sólo un millón, un millón cien, un millón doscientos asistentes, lejos de los más de seis millones que se congregaron en los cuatro días que duró el paseo, y los más de tres millones de ayer”
"Lo de estos días fue absolutamente único", sintetizó. "El clima de alegría, de celebración, como si la glándula patriótica se hubiera puesto en acción", agregó.
En ese sentido, opinó: "Hay motivos para festejar contrariando la tendencia, ese deporte tan nuestro de atacarnos, de autodenigrarnos, de considerarnos que somos mucho peores que los demás, e incluso mucho peores que los de antes, esa cosa tan nuestra. Creo que la gente entendió que hay motivos para celebrar".
Y hasta Cristina se sumó al baile:
2) Las imágenes tridimensionales de la historia argentina proyectadas sobre el cabildo. Está claro que, como toda versión de la historia, estuvo cargada de subjetividad e ideología. Lo que nadie nos podrá negar es el placer de haber visto allí a Rodolfo Walsh, al Padre Carlos Mugica y a las Madres de la plaza. Continúa la “farsa” de los derechos humanos. Acá les dejo el espectáculo completo:
3) La “Galería de los Patriotas Latinoamericanos” que se inauguró. Ver allí al Che Guevara, Sandino, Eva Perón, Pancho Villa, Salvador Allende y Omar Torrijos es todo un placer para muchos y un “tenerla adentro” para otros. Lo que nadie podrá negarles a esos patriotas es su compromiso con la liberación de los pueblos latinoamericanos, aun cuando se critiquen “las formas”. Acá la lista completa de los patriotas
4) El definitivo quiebre de un relato de la oposición mediática: el de la crispación, el de la gente malhumorada. Está claro que tanta alegría hubiera sido imposible si ello hubiese sido cierto. Ahora deberán construir otro relato, y no les será fácil: necesitarán mucha agua para apagar tanto fuego.
LO PEOR:
1) La reinauguración del Colón fue la explosión de un menemismo tardío y residual. Un pizza con champán que, si en los 90 se unían por los buenos negocios, ahora lo hacen sólo por el espanto. Un rejuntado de oligarcas, grasas y periodistas que hace rato encontraron “su lugar en el mundo”. Nadie lo describió tan bien como Clarín. Cito textual:
“Susana Giménez llegó envuelta en una estola de piel gris que resaltaba su platinada cabellera recogida. Los periodistas, fotógrafos y camarógrafos que cubrían el evento la llamaban a los gritos, como en las pasarelas de Hollywood o en los corrillos de los grandes acontecimientos deportivos cuando aparecen las estrellas.
Mirtha Legrand llevó un vestido ceñido al cuerpo con brillos dorados. Muy cerca estaba Valeria Mazza, con un insinuante, transparente y ajustadísimo vestido brillante, color amarillo, diseño de Valentino. Y el pelo recogido en un rodete. "Es que en estas ocasiones siempre es más elegante llevar el cabello recogido", aconsejó experta mientras su marido Alejandro Gravier sonreía.
Ricardo Fort llegó a bordo de un Rolls Royce y dos motos que lo custodiaban. Vestido de smoking negro, con moñito y camisa blanca con detalles pomposos, no escatimó sonrisas ni besos al aire. Iba acompañado por Adriana Salgueiro, compañera de elenco en el espectáculo teatral "Fortuna". Junto con Fort, llegó el Vicepresidente de
“A Patricia Bullrich era difícil reconocerla debajo de una capa larga de terciopelo. Eso sí, lució un prendedor como el de Evita.
No hubo casi ausencias del mundo empresario, desde Paolo Rocca (Techint), Carlos Miguens (Sadesa), Héctor Magnetto (Grupo Clarín), Gustavo Grobocopatel, Jaime Campos (AEA), Alejandro MacFarlane (Edenor), Miguel Acevedo (Aceitera General Deheza), Alejandro Bulgheroni (Bridas) y Guillermo Stanley, entre otros"
El “periodismo independiente” dijo presente: el negro González Oro, Chiche Gelblung, Mónica Gutierrez, Maria Belen Aramburu, Magdanela Ruiz Guinazú, Fernando Niembro, Jorge Asís, Héctor Magnetto, Alfredo Leuco, Luis Majul, Julio Blanck, José Claudio Escribano.
¿Hace falta agregar algo?
Sí, lo dijo Gerardo Fernández:
“Que la reapertura del Teatro Colón haya sido una remake del centenario pero mucho más vulgar, mucho más degradada socialmente, no es una casualidad.
Socialmente, el Teatro Colón es el reducto de la oligarquía, por eso no es casual que anoche se haya visto allí a la flor y nata de esa corriente de restauración conservadora que puja por abrirse camino. Si otrora los abonados del Colón se hubieran escandalizado al ver a figuras de la chabacanería más ramplona como Susana Giménez, Luis Majul o Valeria Mazza, ahora las toleran porque no confunden lo principal con lo accesorio, porque saben que lo urgente es volver a poner las cosas en su lugar y que a esos fines son valiosos los aportes que pueden realizar estas figuras tan poco cultivadas pero con llegada a la plebe. En cierta medida, el Teatro Colón fue anoche lo más parecido a la entrega de un Martín Fierro, y la televisación de Clarín lo corroboró de punta a punta”
2) El planeta de los simios: la columna de Pepe Eliaschev en Perfil realmente mete miedo por su elitismo y racismo descarnado. Ver para creer sus palabras:
“Lejos de la pompa acosadora, mutantes y buscas patrullan con displicencia la “Ciudad Bicentenarizada”. El estruendo hiriente que envuelve al Centro suscita la respuesta despreciativa de un sarcasmo sordo. Las gentes van y vienen, rodeadas de un pronunciado aire de ajenidad. Los fastos encarados a alto costo para celebrar los famosos doscientos años del país no los afectan, ni tampoco interpelan.
En varios sentidos, las muchedumbres porteñas miran de reojo y con fastidio el desparramo en una ciudad colapsada por preparativos de gruesa teatralidad. Se nos informa que estamos de fiesta.
Con la 9 de Julio literalmente intervenida, las laterales son corredores de pintoresco existencialismo, patrullados por merodeadores de todo pelaje.
Ruidosos, beligerantes, invasivos, los bondis marchan a paso de hombre, paragolpe contra paragolpe. Nadie entiende por qué, ni para qué tamaño desbarajuste, pero por todas partes un patrioterismo banderillero y desfachatado pretende justificar el desorden, como si esta gestualidad callejera tan desaforada fuese equivalente a la exaltación de nobles ideas nacionales”
A la par de Pepe Eliaschev y sus “patrullas de mutantes, buscas y merodeadores de todo pelaje”, el aluvión zoológico suena “progue”.
3) La cobertura, siempre patética sobre Argentina, del diario “El País” de España se destacó otra vez con este titular: “Argentina cumple 200 años en un clima crispado”. Este párrafo no tiene desperdicio: “Al margen de encuestas y de sondeos, la mayoría de los argentinos, o al menos las clases populares (la clase alta y media profesional parece haber aprovechado para huir de la capital, para enfado de sus conciudadanos), han decidido participar festivamente en la celebración del Bicentenario de
4) Bergoglio lo hizo de nuevo: en su Tedeum demostró que la realidad le está jugando constantes malas pasadas a esta gente. Por suerte nos dejó frases de colección:
“El bicentenario merece un clima distinto al que vivimos”
"La calidad institucional es el camino más seguro para lograr la inclusión de todos"
Estos contrastes entre "lo mejor" y "lo peor" fueron reflejados a la perfección en este informe de Duro de Domar:
No quiero concluir este “resumen del bicentenario”, sin antes dedicarles al gorilaje, a los mala onda, a los sofistas mediáticos de
Escucho un tango y un rock
y presiento que soy yo
y quisiera ver al mundo de fiesta.
Veo tantas chicas castradas y tantos tontos que al fin
yo no se si vivir tanto les cuesta.
Yo quiero ver muchos más delirantes por ahí
bailando en una calle cualquiera
en Buenos Aires se ve
que ya no hay tiempo de más
la alegría no es sólo brasilera.
Que lo disfruten:
2 comentarios:
Aplauzos
Hola
me gusta tu blog, pero no soy partidario de moderar los comentarios.
Creo que fue una super fiesta donde la gente demostro estar por arriba de cuaqluier fractura.
Y que a veces nos comemos peleas, que en realidad son internas.
Cariños
a
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