martes, 9 de marzo de 2010

EL SECRETO DE SUS OJOS VENDADOS

No pretendo aquí y ahora descubrir los méritos de la película "El secreto de sus ojos", un film logradísimo en todos sus rubros: guión, actoral, dirección y técnico, que adivinarán me gustó mucho.

Tampoco pretendo realizar una crítica tardía del film ni reincidir en describir y opinar sobre el trasfondo político que tiene "El secreto..."

Lo que sí deseo es llamar la atención sobre un aspecto que pocos advierten en el film de Campanella y es el de la justicia. Lo preciso: no pretendo referirme acá al tema central de la película, que no es otro que la justicia por mano propia. No. Lo que quiero resaltar es la logradísima descripción del "Poder Judicial" argentino que contiene "El secreto de sus ojos" y que el trailer del filme lo muestra en la primera escena:





_ Le presento a la srta. Irene Menéndez Hastings, la nueva Secretaria del Juzgado; le dice el juez Fortuna Lacalle (Mario Alarcón) al instructor Espósito (Ricardo Darín). Y le dice un montón con esa presentación: le está marcando la cancha a un simple instructor judicial y tirandóle encima la prosapia de un apellido que le augura –y asegura– una exitosa carrera dentro de la Justicia argentina a la nueva Secretaria. Hay orgullo y vanidad en las palabras del juez: el tipo está integrando su juzgado "cómo debe ser", con los nombres que siempre debieran estar a cargo de la justicia en Argentina.

La actuación de Mario Alarcón como el juez con todos los tics de garca es memorable en esta escena:


Algún desubicado me dirá: eso era así en la década del 70 que describe el film. Error. La dictadura militar profundizó hasta el infinito ese esquema conservador tanto en la justicia como en los programas de estudio de las facultades de derecho (muchos de los titulares de cátedra, por ejemplo, siguen siendo los mismos que en la época de la dictadura militar y de esas cátedras salen muchos jueces); el radicalismo del 83 no tuvo ni las fuerzas ni la decisión para modificarlo demasiado; sabemos lo que hizo el menemismo: tamizar ese esquema con impresentables. La alianza nunca tuvo poder para modificar nada y ni tan siquiera lo intentó, y el kirchnerismo heredó esa justicia con mentalidades formateadas en la dictadura y con recambios menemistas. Poco pudo avanzarse este tiempo para revertir esa composición ultra conservadora de la justicia, aunque sin duda fue un paso importante la nueva composición de la Corte Suprema de Justicia Nacional.

En algunos lugares puntuales, caso de Tucumán, tuvimos suerte estos últimos años: el recambio (aunque sean transitorios) de los dos jueces federales significó un salto cualitativo innegable. Pero, en general, el panorama de la justicia sigue siendo el mismo que muestra la película de Campanella: el paraíso de los sectores conservadores y reaccionarios. Miren al juez Fortuna Lacalle como se embandera rápidamente con la solución clasista y racista que le proponen para solucionar el caso:




¿Les suena? Son los mismos jueces que hacían cola para reprimir a los piqueteros desocupados por cortar el tránsito y nunca levantaron un dedo contra los piquetes desabastecedores de los patrones rurales.

Tiene su lógica. ¿Saben cual es la única actividad "comercial" que está permitida a los jueces? Si, adivinaron: la agrícola. Es la Argentina pensada por sus propios dueños y gobernada así durante años.

La Argentina democrática post dictadura militar estuvo diseñada así: los gobernantes pasan, las corporaciones (económica, judicial , eclesiástica y mediática) quedan. Poco importa que se vayan o se queden todos los políticos al vaivén de las crisis económicas. Lo importante es que no se metan con las corporaciones. Y ese fue el pecado original de Kirchner: meterse con las corporaciones. Y eso se traduce como "crispación" y merece la consiguiente demonización.

Hay que volver al "consenso", nos dicen. En realidad, un eufemismo para reclamar la garantía de la hegemonía conservadora, de la perduración de los verdaderos poderes. No hay que ser un genio para entender esto: si partimos de un paisaje social y económico claramente inequitativo, el "consenso" es la garantía de la ausencia de cambios: de la prolongación de la injusta distribución de la riqueza, del Banco Central en manos del poder financiero, de la justicia en manos de la corporación judicial, etc.

No es casual que la restauración conservadora avance de la mano del "consenso" y "el republicanismo". Es lógica pura. Como también lo es que aparezcan los jueces que estaban agazapados, esperando su momento, para atacar, por ejemplo, la ley de medios:

O a defender la autarquía del Banco Central:

O que ésta "feliz pareja" integrada por Claudia Rodríguez Vidal y Marinelli resuelva decidir la política de desendeudamiento del país:

Hipocresía final:

Me preguntaba por qué el tema de la integración del poder judicial no es un tema que resalte ni se discuta demasiado de la película de Campanella. ¿Saben por qué?

Porque en las clases medias está muy "internalizado" y aceptado que la justicia debe integrarse así: por familias tradicionales, de prosapia judicial, etc. Como del mismo modo se acepta que las escribanías deban quedar en manos de familias por lo general muy ligadas a la posesión de grandes extensiones de tierras en cada provincia. En resumen: la justicia no es cosa de negros. Lo cual se presupone como una suerte de garantía de independencia.

Ello explica que "chistes" como estos puedan ser efectivos en dichos sectores:

Hace rato que perdimos el TACTO le dice Nik a Cristina. Toda una declaración de principios y de hipocresía: acusan a Cristina de querer dejar muda a la justicia, pero en realidad son los miembros reaccionarios de esa corporación judicial los que querrían enmudecer a Cristina (esa yegua que hace rato perdió el tacto). Y cómo no pueden hacerlo, se dedican a atacar no sólo sus D.N.U. (plenamenten facultados por la Constitución Nacional) sino también leyes votadas por mayorías históricas como la ley de medios.

Cómo para ir recuperando el tacto y preparando la restauración conservadora... Eso sí: con los ojos vendados:

3 comentarios:

L! dijo...

No encuentro la fuente legal de la autorización para ejecer la actividad agrícola a los jueces.
Por lo menos no surje de la Ley Orgánica Nacional. No se si en Tucumán será distinto.
Me interesaría saberlo.
Saludos,

Aldo Ulises Jarma dijo...

Lucio: se aplica el principio general del derecho que dice: "Todo lo que no está prohibido está permitido".
La normativa nacional es el decreto ley 1285/58 que en su art. 9 establece:
"Es incompatible la magistratura judicial con toda actividad política, el ejercicio del comercio, con la realización de cualquier actividad profesional salvo cuando se trate de la defensa de los intereses personales, del cónyuge, de los padres y de los hijos, y con el desempeño de empleos públicos o privados, excepto la comisión de estudios de carácter honorarios. No estará permitido el desempeño de los cargos de rector de universidad, decano de facultad o secretario de las mismas. Los magistrados de la Justicia nacional podrá ejercer, exclusivamente, la docencia universitaria o de enseñanza superior equivalente, con autorización previa y expresa, en cada caso, de la autoridad judicial que ejerza la superintendencia. A los jueces de la Nación les está prohibido practicar juegos de azar, concurrir habitualmente a los lugares destinados a ellos o ejecutar actos que comprometan la dignidad del cargo"
Todas las provincias tienen normativas similares al respecto.
Es decir: lo que está prohibido es el ejercicio del comercio pero no, por ejemplo, tener campos y darlos en arriendo.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

QUE PEDAZO DE PELOTUDO NIK SI REALMENTE ESO LO HIZO EL. VAMOS CRISTINA CARAJOOO!!!!! EL PUEBLO ESTA CON VOS!!