
Dificilmente alguien negaría hoy que el físico, filósofo y epistemólogo 
Mario Bunge sea, a sus 90 años, uno de los cinco pensadores argentinos vivos más destacados. Elijan a los otros cuatro como quieran.
Sus 
reflexiones de hoy en el diario La Nación son de colección y demuestran dos cosas:
1) Cómo las ideas políticas siempre son mutables a lo largo de una vida. Esa es la característica de las mentes lúcidas. Y Mario Bunge lo hace aún más difícil: a los 90 años revisa su antiperonismo y se declara un ex- gorila.
2) En tiempos de odios crispados, Bunge les da una lección al lector medio de La Nación: ser anti no sirve para nada. Y llama a las cosas por su nombre: 
el gobierno no es reaccionario. 
Los opositores son peores, dice.

Les dejo los mejores fragmentos:
-¿Los intelectuales tienen que ser políticamente asépticos?  
 -Exacto. 
 
 -Pero usted no es aséptico, sino un intelectual de pensamientos  políticos tajantes. 
  -No se debe perder la objetividad. Unos amigos me dijeron que el Gobierno es malo, pero los opositores son  aún peores. La gente del Gobierno comete muchas irregularidades, tal vez  deshonestidades, pero, al menos, no es reaccionaria.
 -Muchos encuentran rasgos parecidos entre los gobiernos de los  Kirchner y el primer gobierno peronista. ¿Es así? 
 
 -No lo sé. En la época del primer peronismo, y durante muchos años, yo  fui gorila porque en el terreno de la cultura el peronismo no dejó nada  positivo. Al contrario, arrasó con lo poco que había. Pero con el correr  del tiempo comprendí que el peronismo tenía algunos aspectos buenos. 
 
 -¿Por ejemplo? 
 
 -El voto de la mujer, transformar los territorios en provincias, hacer  un plan de construcción de empresas hidroeléctricas. Hablar sobre la  reforma agraria estuvo bien, pero no la hizo. Prometió una cantidad de  cosas que no realizó y así engañó a mucha gente. Ya no soy gorila,  aunque lo fui, y el motivo principal fue porque Perón degradó la  educación y la cultura y, además, realmente no fue muy democrático. 
 
 -¿Entonces dice que ya no es gorila? 
 
 -No, soy mono tití (risas). No soy ni gorila ni chimpancé. 
 
 -¿Y qué cambió en usted? 
 
 -Eramos tan apasionadamente antiperonistas que no fuimos capaces de  hacer un análisis objetivo del peronismo. Más aún, usábamos categorías  políticas europeas. Creíamos que el peronismo era una forma de fascismo.  Y no lo es: es original, es un tipo de populismo. Creíamos también que  Perón era bruto. Es falso. Era inteligente, no sólo habilidoso, y tenía  cultura histórica, al fin y al cabo era profesor de historia militar en  el Colegio Militar. Lo menospreciamos y por eso no lo entendemos. Gino  Germani, que fue el fundador de la sociología moderna en la Argentina,  se fue del país en 1966 y al año siguiente me visitó en Montreal. Le  pregunté: "¿Por qué te fuiste de la Argentina? ¿Por la persecución? No  -me dijo-, me fui porque fui incapaz de entender al peronismo. Todavía  hoy no lo entiendo". Y es así: quien no entiende al peronismo no  entiende el país. 
 
 -La incomprensión del peronismo es casi lógica, por ejemplo,  cuando se ve que conviven la izquierda, la derecha, el centro. 
 
 - Sí, pero hay ciertos aspectos que son muy originales. Por ejemplo,  Perón quiso modernizar la Argentina. También otros militares  progresistas como el general Savio o como el fundador de YPF, el general  Mosconi. El partido dominante, conservador, no quería modernizar nada.
 -¿Por que lo decepcionó el presidente de los Estados Unidos,  Barack Obama? 
 
 -No cumplió ninguna de sus promesas y, además, cometió un acto inmoral:  aceptar el Premio Nobel de la Paz al mismo tiempo que era comandante en  jefe de dos ejércitos invasores. Más aún: reforzó la cantidad de  soldados en Afganistán y no cerró ninguna de las 860 bases militares que  tiene Estados Unidos en el extranjero.
 -Algunos imaginaron que la crisis financiera internacional iba a  permitir que surgiera un capitalismo distinto, más "sensible". ¿Estamos a  tiempo de esperar algo semejante? 
 
 -Hubo cosas positivas y negativas. Hay que empezar por averiguar por qué  China y la India son los dos únicos países en el mundo cuya economía ha  crecido en los últimos doce meses. Ambos son proteccionistas y no son  neoliberales. La India se ha salvado de los tsunamis financieros, en  particular, porque regula el mercado financiero y no permite las  especulaciones. Y a China le falta democracia, pero también está  avanzando en ciencia y técnica a pasos agigantados. A propósito de esto,  ¿sabe cómo se manejan la finanzas internacionales en este momento? Hay  un cuento que lo ilustra. En un pueblo turístico de Europa, llega de  pronto un alemán muy rico al único hotel del lugar, deja en el mostrador  un billete de cien euros y le dice al dueño: "Me gusta mucho el lugar y  quiero estudiar la posibilidad de pasar una semana acá. ¿Me permite  mirar las habitaciones?" "Sí, suba, las habitaciones están todas  abiertas", le responde el dueño del hotel, que sale corriendo y le lleva  el billete de cien euros al carnicero para saldar una deuda. El  carnicero sale corriendo con el billete para pagarle al proveedor de  alimentos para sus cerdos. A su vez, el proveedor de alimentos para  cerdos va corriendo con ese billete y le paga a la prostituta una deuda  por sus servicios. La prostituta toma el mismo billete de cien euros y  lo deja en el mostrador del hotel para pagar la deuda que tiene por  haber alquilado las habitaciones. Entonces, al cabo de un rato, baja el  turista alemán y le dice al dueño del hotel que no le gusta ninguna de  sus habitaciones, toma el billete y se va. Han transcurrido nada más que  cinco minutos, nadie hizo nada, nadie produjo nada, pero todo el mundo  está feliz porque todas las deudas han sido saldadas (risas). En esto  consisten las grandes finanzas. Detrás de estas grandes manipulaciones  no hay nada. Hay gente que se arruina, pero nadie se beneficia. Es  monstruoso.
 -¿Usted no tiene una fijación contra el psicoanálisis? ¿Lo habló  con su psicólogo? 
 
 -(Risas) Es un fenómeno típicamente argentino. En el resto del mundo, el  psicoanálisis ha sido olvidado. Pero la Argentina es un país muy  conservador. Cuando yo tenía 16 o 17 años, cualquier adolescente se  entusiasmaba con el psicoanálisis por el tema del sexo. Nos dábamos  cuenta de que [Sigmund] Freud no tenía la menor idea del sexo y las  pocas ideas que tenía eran equivocadas. Por ejemplo, el orgasmo vaginal o  el complejo de Edipo no existen. Cualquiera se hace psicoanalista sin  la menor formación científica. 
 
 -¿Cree que muchos no le perdonan ese tipo de posturas en la  Argentina? 
 
 -Claro, porque les arruino el negocio. En 1985 vine al país invitado por  una asociación de psicología y algunos justamente me pidieron: "Doctor,  no nos arruine el negocio; vivimos de eso". Lo mismo me dijeron en un  congreso en España cuando ataqué a la microeconomía neoclásica y  demostré que sus postulados eran falsos. Entonces dos profesores me  dijeron: "¿Y qué vamos a enseñar?" Yo les dije: "¿Y por qué no enseñan  algo inofensivo como trigonometría?" 
Reflexiones finales del entrevistador de La Nación (Ricardo Cárpena):
Mario Bunge me hizo sentir viejo. La charla que tuve con él me atrajo,  me instruyó, me entretuvo, me despertó adhesiones y rechazos, pero en  muy pocos momentos pude sacarme de la cabeza la imagen de ese veterano  tan jovial soplando las 90 velitas.
"Remar contra la corriente es único", me dijo. Y allí entendí que eso es  lo que él se pasó haciendo en estos últimos 90 años.
Me dan ganas de decirle a Mario Bunge: _ Si lo sabré yo. Eso mismo venimos haciendo muchos blogueros nacionales & populares desde hace un par de años.