Las cosas van rápido en Europa: la crisis que se llevó consigo casi todos los gobiernos ahora toca la puerta de Alemania y su ya fracasada estrategia de austeridad. Ayer nomás nos decía la BBC:
"Las dudas sobre toda la estrategia de austeridad -fabricada en Alemania y supervisada por funcionarios de la Unión Europea- se discuten abiertamente.
Las elecciones francesas revelaron las líneas de quiebre. Si el candidato socialista Francois Hollande gana, no sólo será el primer ganador de la izquierda francesa en 17 años. También dejó en claro que retará el liderazgo alemán de la crisis de la deuda: quiere reorientar a Europa hacia un camino de crecimiento y empleo. No fue una sorpresa que el vocero de Angela Merkel dijera hace pocos días que ella todavía apoya al principal opositor de Hollande, el actual presidente, Nicolas Sarkozy.
El gobierno holandés, que había abogado por la medicina de la austeridad extrema, colapsó mientras trataba de cumplir con las metas del déficit. La caída del gobierno holandés socava el pacto para reforzar la disciplina presupuestaria en la eurozona, que se acordó en diciembre pasado. Fue el gran proyecto de Angela Merkel para asegurarse de que la poca disciplina y el gasto excesivo nunca volvieran a dejar expuesta a la unión monetaria. Ese proyecto ya luce desgastado.
Los alemanes están nerviosos. El ministro de Relaciones Exteriores, Guido Westerwelle, dice que el pacto debe permanecer. "Lo que hemos acordado en Europa para superar la crisis de la deuda está acordado y debe permanecer", dijo Westerwelle. "No dependerá de resultados electorales". Eso es, por supuesto, parte del problema, porque los electores quieren que cuenten sus votos"
Esa fue la primera reacción alemana: lo acordado debe permanecer independientemente de los resultados electorales. Es decir: lo que vote la gente no nos interesa. La Europa de las élites financieras, empresarial y política no tiene porqué depender de la democracia.
Poco duró esa fantasía. Hoy mismo Angela Merkel tuvo que tirar por la borda su discurso de austeridad y recurrir al más rancio populismo latinoamericano: "también nosotros vemos que Europa necesita más crecimiento... queremos un crecimiento con reformas estructurales”. La realidad la tenía cercada y amenazaba con llevársela puesta.
Se está agotando la receta de una Europa preocupada sólo por sus bancos y empresas, condenando a sus pueblos al ajuste y al desempleo.
El neoliberalismo y su evangelio del "libre mercado" y farmacopea de ajuste permanente ya hizo demasiado daño. Veremos si surge un líder europeo que se anime a un cambio radical de políticas.
2 comentarios:
Sencillamente es así Aldo. Sin embargo, aún hay que esperar que gane Hollande (que tiene claro que después de España, va Francia), cosa que no está clara. Por otra parte, Alemania lleva ya unos 6 meses sufriendo la recesión de sus socios-vecinos. Otra cosa es que cristalice un frente entre Portugal, Grecia, Italia, Holanda, Irlanda, Francia...... contra la postura alemana. Desde un punto de vista técnico y económico el frente debería ser clarísimo y fácil de montar. El problema es ideológico (la derecha sólo cederá POR NECESIDAD DE SALVAR SU PROPIA CABEZA). Veremos cuántos cadáveres quedan en el camino.
Un abrazo.
Fibrilatus.
España.
Y al Holandés (y checo, islandés, irlandés, etc.) ayer le tocó el turno al húngaro.
Todo pipí-cucú.
Publicar un comentario