Hoy se nos va un auténtico símbolo de los derechos humanos: uno de los pocos abogados que tuvo las pelotas suficientes para defender víctimas del terrorismo de estado antes y durante la dictadura militar.
El kirchnerismo le otorgó un merecido reconocimiento con su cargo de Secretario de Derechos Humanos de la Nación, y Eduardo Luis Duhalde (el bueno) se encargó de honrarlo.
Los Colegios de Abogados de todo el país deberían tributarle un justo homenaje.
Hasta siempre.
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