No lo digo yo eh... lo dice la Revista Ñ del grupo Clarín que titula así: "El boom de Aníbal F en la feria" y se las dejo completita, sin editar, porque aunque se note que sangren por la herida este evento fue una gran metáfora de la victoria cultural que algunos disfrutamos y otros padecen:
“Las presentaciones de libros son casi un género artístico, quizás más importante que el libro mismo”, aventuró Alejandro Dolina ante un numeroso auditorio que festejó su ocurrencia durante la presentación de “Zonceras argentinas y otras yerbas. Manual” (Planeta), el libro en el que el jefe de gabinete Aníbal Fernández busca emular las zonceras de Arturo Jauretche en versión siglo XXI: “Más que un texto, un gesto”, según sus propias palabras.
El libro de poco más de 200 páginas tiene un prólogo de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y una función social: todos los derechos económicos fueron cedidos a la Fundación Garraham promediando el acto, cuando se firmó la donación sobre el escenario.
El auditorio que festejó a Dolina, en rigor, estaba compuesto por buena parte del gabinete nacional. “Menos mal que dejaron a la jefa trabajando”, soltó Alfredo Zaiat, el economista que ofició de primer orador y desarrolló las “zonceras económicas” que corporizan los “profesionales de pronósticos fallidos”. Porque se lo notó un poco tenso, quizás no se esperaba que lo estuvieran escuchando el ministro Boudou, el canciller Timermann, la propia Alicia Kirchner, Hugo Moyano, Estela de Carlotto, Elsa Oesterheld y el equipo completo de Fútbol para todos, sólo por mencionar algunos de los invitados que ocuparon las primeras filas, aplaudieron las ocurrencias de Dolina y fueron tomados al menos cuatro cámaras y una grúa para la transmisión que se podía seguir proyectada sobre una pantalla en la sala José Hernández, una de las más grandes de la feria, y colmada hasta en los pasillos por invitados (de estricto traje) y militantes.
Breve y superficial anunció Dolina sería su alocución, en la que habló de las similitudes físicas de este volumen –que va por la quinta edición de 10.000 ejemplares– con el que Jauretche publicó en plena dictadura de Onganía. En algún momento definió a las zonceras (el objeto del libro) como “ideas falaces que tiran para el sentido común para no ser discutidas” y a su autor como “un hombre irónico y ladino que ha vivido mucho en la provincia de Buenos Aires”, entre cánticos que llegaban desde el fondo de la sala, un Julio de Vido sentado a la mesa junto al autor, pero que no dijo una sola palabra, y Andrea del Boca, Anabel Cherubito y Pachu Peña por parte de los artistas.
En su intervención, que fue de pie delante de un atril y no sentado a la mesa, Fernández alternó un recorrido por los capítulos de su libro –que, según confesó, escribió en poco tiempo–, referencias a versos gauchescos y hasta el recitado de algunos, con la reivindicación de los actos del gobierno del que forma parte y a sus jefes políticos; hasta llegó a decir que “como Néstor no está, el próximo presidente tiene que ser Cristina”, y desató un aplauso.
Terminada la presentación formal, un operativo de seguridad similar se montó en el stand que la editorial tiene en una de las áreas centrales de la feria, donde había vallas, custodios y varias colas: una para comprar el libro, otra para firmar ejemplares y una larga de curiosos que sólo querían una foto. Como una nube sobre la cabeza, donde el jefe de Gabinete iba lo seguían los cánticos, de los “soldados del pingüino” que pedían “para Cristina la reelección”.
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