BEATRIZ SARLO Y LAS FIESTAS K

Si bien muchos blogs ya se refirieron al artículo de Beatriz Sarlo sobre los intelectuales kirchneristas, no quiero dejar de decir algunas cosas:

1) Sarlo llega tarde, muy tarde con párrafos como éstos:

“Afirmar que sus votos (los de los intelectuales) no sirven para ganar elecciones es una pobre tautología. Es obvio que, en términos cuantitativos, su número no pesa en los padrones. Pero las cosas no son tan sencillas. De pronto algo, que no es una novedad de las últimas horas, comienza a ser un tema de conversación política. Debería haber ocupado esa conversación antes, porque la experiencia de las últimas décadas indica que grupos minoritarios pero ideológicamente activos, dispuestos a invertir su energía no sólo en las preocupaciones más inmediatas, fueron decisivos en los cambios que finalmente llegaron a la llamada "opinión pública".

Este “descubrimiento” de las minorías intensas que dan vuelta la opinión pública lo venimos desarrollando los blogueros hace rato. Sin ir más lejos, hablé sobre eso en la reciente juntada bloguera en Tucumán, y Lucas Carrasco se encargó de explicar minuciosamente como se libró (y se libra) la batalla por el sentido, así como la victoria cultural que obtuvo el kirchnerismo.

Foristas de La Nación: pasen por los blogs, se enteran de las batallas culturales con varios meses de anticipación y de paso dejan una puteadita. Negocio redondo.

2) A esta altura me resulta risueño, y me impide tomar en serio a Sarlo, su insistencia acerca de que los Kirchner no tenían conciencia de la batalla cultural que emprendían, que les salió de casualidad:

“El kirchnerismo intervino, creo que sin demasiada conciencia de lo que estaba haciendo, en esa batalla cultural. Néstor Kirchner no era un político interesado en ganarla, hasta que descubrió que esa victoria era importante porque se trataba de gente dispuesta a llevar su línea a los medios, no para convencer al público de los noticieros prime time, sino para consolidar, al costado de los noticieros, una fracción de las capas medias donde ellos, los kirchneristas, hasta ese momento tenían muy poco capital”

En este razonamiento subyace el gorilismo más rancio: el dar por supuesto que no hay peronistas sofisticados, capaces de advertir y librar esas batallas culturales. Y si encima las ganan, bueno, no hay otra posibilidad: les salió de pedo. Y tanto Sarlo como los que escriben y leen el diario de Mitre mantienen su intelectualidad al palo.

No crean que Sarlo dice por primera vez algo así. En abril de este año me ocupé de ella en este blog, cuando en ocasión de su artículo "Una batalla cultural", sostuve:

El tenor del artículo de Sarlo es bastante ambiguo: por un lado, en varios pasajes llama a no subestimar al “enemigo comunicacional kirchnerista” y hasta insinúa que la batalla comunicacional y cultural puede ser perdida por la oposición y los grandes medios. Hasta allí llega la lucidez de Beatriz Sarlo. En el resto del artículo hace gala de su soberbia, vanidad intelectual mal informada y “deslices maledicentes”, para usar su vocabulario.

En un párrafo ningunea a la presidenta Cristina y Néstor Kirchner con el siguiente comentario: “Mariotto actúa rápido, no se fija en menudencias, y tiene la determinación de quienes piensan que la batalla final no se gana sin una victoria comunicativa. En esto no es igual a los Kirchner, que, abandonados a su espontaneidad, simplemente ahogarían económicamente o cooptarían con negocios a la prensa, como lo hicieron en Santa Cruz”

Ay Beatriz… cómo se debe reír de vos Cristina (y este bloguero también). Te crees original por descubrir recién ahora una “batalla cultural” cuando Cristina nos convocó a dar esa batalla hace exactamente 2 años (ahora serían casi 3 años) en Tucumán, mientras el que suscribe escuchaba su discurso de inauguración del hospital de Aguilares: “Algunos creen que la redistribución del ingreso es sólo una batalla económica de intereses, yo digo que, además, es una profunda batalla cultural que tenemos que dar los argentinos” , y me preocupé por destacarlo en el blog

Te cuento algo Beatriz: así nomás, de casualidad, mientras vos haces tus sofisticadas deducciones, Cristina impuso el día de la Soberanía y la valorización de la batalla de la Vuelta de Obligado. Lo que, casualmente, le cae como el orto a los dueños del diario en que escribís. Lo sabemos, y nos encanta. Y así, de casualidad, ganaremos en el 2011.

3) A esto puedo entenderlo: Sarlo tiene un profundo desconocimiento acerca de los distintos grados de penetración y composición de la intelectualidad kirchnerista: los identifica con Carta Abierta y los grandes nombres de las ciencias sociales, a los que seguirían las segundas líneas:

“Quizá los grandes nombres de las ciencias sociales estén divididos entre kirchneristas y no kirchneristas; pero, en la segunda línea, la implantación kirchnerista es importante”

Error. El ruido, la penetración y la generación brillante kirchnerista está en la web: en las nuevas voces. Un ejemplo: uno de los miembros de Carta Abierta, Horacio González, produce artículos brillantes de vez en cuando (como el de la Batalla de Obligado, por ejemplo); sin embargo, mayormente acude a “oscuras” tomas de posición que una persona normal abandona a las 5 líneas, y si son jóvenes, difícilmente les produzca alguna erección. Ergo: en Tucumán, por ejemplo, es complicado encontrar a un joven que conozca a Horacio González, pero es muy sencillo encontrar a jóvenes que conozcan a Lucas Carrasco, por ejemplo.

Estoy convencido que los blogs jugaron un papel determinante y efectivo (luego acompañados por los programas de Diego Gvirtz) para generar las minorías intensas que dieron la pelea por el sentido y la batalla cultural, utilizando muchas veces los propios escritos de los intelectuales “tradicionales”.

En tal sentido, muchas veces remarqué en este blog que el proceso de “resistencia” contra los medios hegemónicos argentinos tiene muchas semejanzas con el que se vivió (y se vive) en Brasil. Allí Lula la tiene clarísima: convoca a entrevistas exclusivas a blogueros y declara que cuando deje la presidencia quiere ser bloguero y twittero. Lo que Sarlo llamaría: “segundas líneas”. Ja, Ja, Ja.

4) Por último, Sarlo cae en otro lugar común de “los intelectuales de pedestal”: la omisión de considerar a la alegría como una poderosa articuladora, como catalizadora de la militancia. Es decir, lo que Lucas Carrasco dio en llamar: “si nos organizamos cogemos todos”, y Mendieta resumió en un twitter de antología: “El kirchnerismo será jodón o no será”. Y es que la construcción colectiva, hoy, se vive con alegría en el kirchnerismo.

Tengo la sospecha que la única forma que Sarlo y varios más podrían entenderlo de una vez por todas, es asistiendo a una fiesta K. Y LO DIGO BIEN EN SERIO: ¡que alguien invite a Beatriz a la próxima fiesta de los Negros de Mierda! Por lo que veo por acá, no se va a arrepentir.

Eso sí, por favor, ¡que nadie le toque el culo!