Un tópico que no suele destacarse demasiado, y vaya si es importante en cualquier proyecto de país, es el de la ciencia en Argentina. Al respeto, considero importante que lean las opiniones de un investigador del CONICET en el año 2003, y luego del fallecimiento de Néstor Kirchner.
La ciencia en Argentina: fuente o sumidero? (2003)
Ricardo A. Ojeda
Ricardo A. Ojeda
"No queda duda que el sistema científico de Argentina se encuentra en acelerado proceso de desaparecer. La base de la pirámide de edades que representa a sus profesionales jóvenes es tan estrecha que no va a poder contrarrestar la eventual caida, a no ser con una fuerte y urgente inyección de recursos humanos y financiación a las unidades que desarrollan investigación, algo improbable en vista del magro presupuesto para el sector.
La Argentina esta quedándose con los "viejos". Los jóvenes científicos vienen emigrando desde hace más de 20 años en busca de mejores aires y canales donde desarrollar su creatividad (y no siempre por un mejor salario, como algunos argumentan). Haciendo una analogía con un concepto en ecología referido a ambientes Fuentes (ambientes favorables) y Sumideros (ambientes poco favorables), podemos decir que la Argentina fue tradicionalmente una gran Fuente proveedora de recursos científicos altamente calificados al resto del mundo. Sin embargo, mantener la condición de ambientes favorables (Fuente) también asegura que gran parte de los recursos humanos calificados se radiquen en el país y encuentren un lugar donde desarrollar ("reproducirse") y hacer crecer sus disciplinas al mejor nivel. Pero que pasa cuando la condición de ambientes favorables comienza a cambiar?. Entonces la emigración de jóvenes profesionales supera a la inmigración (o radicación, para ajustarnos al tema que tratamos aquí). Esto significa desde el punto de vista del "ambiente" un debilitamiento de las disciplinas, de los laboratorios, de la consolidación de grupos de investigación, etcétera. Parte del envejecimiento que observamos hoy en día en la pirámide de la planta de investigadores del CONICET es consecuencia de una alta tasa de emigración de la base (profesionales "jóvenes" que no pueden radicarse y desarrollar su profesión en el país) y poca dinámica (movilidad) dentro de las otros segmentos de investigadores. Pero este proceso continua, no termina aquí. Con el tiempo, y como producto del envejecimiento de personal e infraestructuras (ej. falta de inversión en laboratorios, equipamiento, edificios, etc), tampoco podremos sumistrar los recursos humanos capacitados por el estado nacional como lo hacemos,o lo veniamos haciendo hasta ahora a los distintos centros de investigaciones internacionales. Ese día (si no estamos yá en la antesala del mismo),la ciencia y técnica de Argentina habrá pasado al estado de sumidero y donde la existencia depende unicamente de fuentes externas para poder sobrevivir; no pueden reproducirse exitosamente para constituir un sistema cientifico sólido autónomo. Este sistema político neoliberal habrá sellado el destino de Argentina hacia una ciencia y técnica dependiente de los intereses de los entes de financiación extranjeros. Será el día de cerrar la puerta porque no habrá suficientes recursos financieros para reconstruir la autonomía del sistema y las generaciones de investigadores perdidas.
El panorama para la ciencia en Argentina no es auspicioso. Una generalizada filosofía de dependencia y mercantilismo se ha filtrado por todos los segmentos de la sociedad, y el sector científico de Argentina no ha estado ajeno a ello. Revertir este estado de cosas requiere de decisiones políticas enmarcadas en la recuperación de un Estado que vele por su sociedad en los distintos ámbitos. La educación, la ciencia y la técnica es uno de ellos"
La Argentina esta quedándose con los "viejos". Los jóvenes científicos vienen emigrando desde hace más de 20 años en busca de mejores aires y canales donde desarrollar su creatividad (y no siempre por un mejor salario, como algunos argumentan). Haciendo una analogía con un concepto en ecología referido a ambientes Fuentes (ambientes favorables) y Sumideros (ambientes poco favorables), podemos decir que la Argentina fue tradicionalmente una gran Fuente proveedora de recursos científicos altamente calificados al resto del mundo. Sin embargo, mantener la condición de ambientes favorables (Fuente) también asegura que gran parte de los recursos humanos calificados se radiquen en el país y encuentren un lugar donde desarrollar ("reproducirse") y hacer crecer sus disciplinas al mejor nivel. Pero que pasa cuando la condición de ambientes favorables comienza a cambiar?. Entonces la emigración de jóvenes profesionales supera a la inmigración (o radicación, para ajustarnos al tema que tratamos aquí). Esto significa desde el punto de vista del "ambiente" un debilitamiento de las disciplinas, de los laboratorios, de la consolidación de grupos de investigación, etcétera. Parte del envejecimiento que observamos hoy en día en la pirámide de la planta de investigadores del CONICET es consecuencia de una alta tasa de emigración de la base (profesionales "jóvenes" que no pueden radicarse y desarrollar su profesión en el país) y poca dinámica (movilidad) dentro de las otros segmentos de investigadores. Pero este proceso continua, no termina aquí. Con el tiempo, y como producto del envejecimiento de personal e infraestructuras (ej. falta de inversión en laboratorios, equipamiento, edificios, etc), tampoco podremos sumistrar los recursos humanos capacitados por el estado nacional como lo hacemos,o lo veniamos haciendo hasta ahora a los distintos centros de investigaciones internacionales. Ese día (si no estamos yá en la antesala del mismo),la ciencia y técnica de Argentina habrá pasado al estado de sumidero y donde la existencia depende unicamente de fuentes externas para poder sobrevivir; no pueden reproducirse exitosamente para constituir un sistema cientifico sólido autónomo. Este sistema político neoliberal habrá sellado el destino de Argentina hacia una ciencia y técnica dependiente de los intereses de los entes de financiación extranjeros. Será el día de cerrar la puerta porque no habrá suficientes recursos financieros para reconstruir la autonomía del sistema y las generaciones de investigadores perdidas.
El panorama para la ciencia en Argentina no es auspicioso. Una generalizada filosofía de dependencia y mercantilismo se ha filtrado por todos los segmentos de la sociedad, y el sector científico de Argentina no ha estado ajeno a ello. Revertir este estado de cosas requiere de decisiones políticas enmarcadas en la recuperación de un Estado que vele por su sociedad en los distintos ámbitos. La educación, la ciencia y la técnica es uno de ellos"
Opinión- Diario Los Andes, 16 de abril, 2003
El mismo investigador del Conicet nos dice después de 7 años:
"Luego de discutir conmigo mismo sobre lo apropiado o no de expresar en el mail del CCT mi sentimiento ante el fallecimiento de Néstor Kirchner, me decidí por hacer públicas algunas reflexiones que me vienen a la cabeza, casi pensando en voz alta, sobre el papel que durante su presidencia, y la de Cristina Fernández, desempeñaron en la revitalización del sistema científico en los últimos 7 años.
Sin la pretensión de un análisis exhaustivo, la presidencia de Nestor Kirchner revierte definitivamente el proceso de debilitamiento de las bases del sistema científico. Esto se logra con políticas claras, orientadas a consolidar la institucionalidad, asegurando la duración y continuidad de las gestiones.
Así por ejemplo, en el caso del CONICET, las presidencias sucesivas de los ‘80 y ‘90 tenían una duración de no más de 1 o 2 años, en el mejor de los casos. Esto creaba un fuerte clima de inestabilidad institucional, zozobra, políticas errantes y cortoplacistas que afectaban enormemente el clima académico necesario para el buen desempeño de la actividad científica y tecnológica.
Durante la presidencia de NK y CFK, las presidencias del CONICET de Charreau y Rovira, alcanzaron, para nuestra sorpresa, los tiempos establecidos, con sucesiones no traumáticas y profundizando el papel del estado (no del mercado!) como promotor y ejecutor de la actividad científica.
Esta consolidación de la gestión institucional se vió asimismo complementada con el fuerte incremento en el número de investigadores y becarios; la diversificación y financiación sostenida de proyectos de investigación; la creación del Ministerio de Ciencia y Técnica, y finalmente, la sostenida repatriación de investigadores, como contratara de la fuerte y continuada pérdida de cerebros que veníamos experimentado desde hace muchos años.
En una breve nota de opinión escrita por el 2003, comenté mi percepción de lo que estaba sucediendo en el sistema científico. En la misma terminaba diciendo “El panorama para la ciencia en Argentina no es auspicioso. Una generalizada filosofía de dependencia y mercantilismo se ha filtrado por todos los segmentos de la sociedad, y el sector científico de Argentina no ha estado ajeno a ello. Revertir este estado de cosas requiere de decisiones políticas enmarcadas en la recuperación de un Estado que vele por su sociedad en los distintos ámbitos. La educación, la ciencia y la técnica es uno de ellos “
Hoy, a 7 años, el sistema científico nacional ha logrado revertir las condiciones de inestabilidad, ha fortalecido sus cimientos y, mas allá de las complicaciones, discusiones y ajustes en una gran diversidad de temas, goza de buena salud y esta en pleno crecimiento.
Esta jerarquización ha sido el resultado de una clara y decidida concepción sobre el Papel del Estado en el apuntalamiento del Sistema Científico, y otras tantas actividades de la vida nacional.
Los responsables políticos de tal proyecto: Néstor Kirchner y Cristina Fernández"
Ricardo Ojeda
Sin la pretensión de un análisis exhaustivo, la presidencia de Nestor Kirchner revierte definitivamente el proceso de debilitamiento de las bases del sistema científico. Esto se logra con políticas claras, orientadas a consolidar la institucionalidad, asegurando la duración y continuidad de las gestiones.
Así por ejemplo, en el caso del CONICET, las presidencias sucesivas de los ‘80 y ‘90 tenían una duración de no más de 1 o 2 años, en el mejor de los casos. Esto creaba un fuerte clima de inestabilidad institucional, zozobra, políticas errantes y cortoplacistas que afectaban enormemente el clima académico necesario para el buen desempeño de la actividad científica y tecnológica.
Durante la presidencia de NK y CFK, las presidencias del CONICET de Charreau y Rovira, alcanzaron, para nuestra sorpresa, los tiempos establecidos, con sucesiones no traumáticas y profundizando el papel del estado (no del mercado!) como promotor y ejecutor de la actividad científica.
Esta consolidación de la gestión institucional se vió asimismo complementada con el fuerte incremento en el número de investigadores y becarios; la diversificación y financiación sostenida de proyectos de investigación; la creación del Ministerio de Ciencia y Técnica, y finalmente, la sostenida repatriación de investigadores, como contratara de la fuerte y continuada pérdida de cerebros que veníamos experimentado desde hace muchos años.
En una breve nota de opinión escrita por el 2003, comenté mi percepción de lo que estaba sucediendo en el sistema científico. En la misma terminaba diciendo “El panorama para la ciencia en Argentina no es auspicioso. Una generalizada filosofía de dependencia y mercantilismo se ha filtrado por todos los segmentos de la sociedad, y el sector científico de Argentina no ha estado ajeno a ello. Revertir este estado de cosas requiere de decisiones políticas enmarcadas en la recuperación de un Estado que vele por su sociedad en los distintos ámbitos. La educación, la ciencia y la técnica es uno de ellos “
Hoy, a 7 años, el sistema científico nacional ha logrado revertir las condiciones de inestabilidad, ha fortalecido sus cimientos y, mas allá de las complicaciones, discusiones y ajustes en una gran diversidad de temas, goza de buena salud y esta en pleno crecimiento.
Esta jerarquización ha sido el resultado de una clara y decidida concepción sobre el Papel del Estado en el apuntalamiento del Sistema Científico, y otras tantas actividades de la vida nacional.
Los responsables políticos de tal proyecto: Néstor Kirchner y Cristina Fernández"
Ricardo Ojeda
2 comentarios:
En Tucumán tenemos uno de los 12 Centros Científicos Tecnológicos (CCT) del CONICET que felizmente están descentralizados y responden a iniciativas regionales.
La investigación científica es uno de los pilares del desarrollo de la economía nacional, autonomía, y el mejoramiento de la calidad de vida de un país: poder fabricar nosotros mismo la tecnología en lugar de comprar tecnología a otros países que no necesariamente es la que nosotros necesitamos; que los gobiernos y empresas puedan convocar a los investigadores cuando surge un inconveniente...
¿Pilar del desarrollo de la economía nacional?
Como hablas tonteras MiTucumán. El pilar del desarrollo de la economía nacional es el campo. Más precisamente la soja.
Respecto a la entrada. ¿Es mejor una ciencia estatal que una privada?
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