Quería rescatar una muy buena nota que publicó este domingo pasado el diario Clarín en el suplemento Zona: al economista experto en desigualdad Leonardo Gasparini, profesor de la Universidad de La Plata.
Como es costumbre en este diario, elige una frase catástrofe (y que preanuncia un rotundo contenido anti K) para titularla: "Argentina experimentó un fracaso distributivo como pocos países en el mundo". Luego, en el cuerpo de la nota, nos enteramos:
¿Cómo está la Argentina hoy en materia de distribución del ingreso en relación al resto de la región?
Hasta hace 20 o 30 años, la Argentina era con Uruguay, por lejos, el país más igualitario de América latina. Desde entonces es el país que más cayó en este aspecto. Aún está entre los cinco de mejor distribución, pero mucho más cerca del promedio (donde se ubican naciones como Chile) y también de Brasil, un país tradicionalmente muy desigual, pero que ha venido mejorando en forma notable en los últimos años.
¿Y por qué en la Argentina la distribución empeoró más?
Hubo varios “terremotos” en esta materia. El primero y el más importante fueron las crisis macroeconómicas, con alta inflación, como las “híper” de fines de los 80 y principios de los 90, o la caída de 2001-2002. Fueron procesos que destruyeron igualdad en forma trágica. Otra razón importante la constituyen algunas reformas de mercado y apertura comercial implementadas sobre todo a fines de los 70 y en especial en los 90, que implicaron una modernización muy brusca de la economía, que redujo fuertemente la demanda de trabajo no calificado con efectos sobre el desempleo, la pobreza y la desigualdad. Y todo en un marco de contención social muy frágil. Por último, hay una serie de círculos viciosos. Uno de ellos es la segregación tanto escolar como barrial. El auge de escuelas y barrios privados ha dividido más la sociedad: esa división -y en particular la huida de las clases medias hacia escuelas privadas- es fuente de desigualdades futuras. La consolidación de grupos entrampados en situaciones de “pobreza perpetua”, con pocos incentivos y expectativas de progreso, es otro problema que retroalimenta la desigualdad.
¿Qué pasó con la distribución después de la crisis de 2001-2002?
La desigualdad había alcanzado una meseta alta a fines de los noventa, pero la crisis la disparó hasta niveles inéditos en 2002, donde alcanzó un pico. Cuando la economía se estabilizó y empezó a crecer, la desigualdad se redujo, en forma importante, pero no muy diferente de la experimentada por cualquier economía que se estabiliza después de una crisis macroeconómica profunda. De hecho, la caída de la desigualdad entre 2003 y 2006 es muy parecida a la caída entre 1990 y 1993 después de la híper. Desde 2006 hay alguna reducción adicional por factores más genuinos y estructurales, pero es lenta. Además, las ganancias distributivas están permanentemente amenazadas por la erosión de la inflación, que es un factor desigualador. La gran apuesta para reducir la desigualdad de manera significativa es la Asignación Universal por Hijo.
Acá la nota completa.
Como es costumbre en este diario, elige una frase catástrofe (y que preanuncia un rotundo contenido anti K) para titularla: "Argentina experimentó un fracaso distributivo como pocos países en el mundo". Luego, en el cuerpo de la nota, nos enteramos:
¿Cómo está la Argentina hoy en materia de distribución del ingreso en relación al resto de la región?
Hasta hace 20 o 30 años, la Argentina era con Uruguay, por lejos, el país más igualitario de América latina. Desde entonces es el país que más cayó en este aspecto. Aún está entre los cinco de mejor distribución, pero mucho más cerca del promedio (donde se ubican naciones como Chile) y también de Brasil, un país tradicionalmente muy desigual, pero que ha venido mejorando en forma notable en los últimos años.
¿Y por qué en la Argentina la distribución empeoró más?
Hubo varios “terremotos” en esta materia. El primero y el más importante fueron las crisis macroeconómicas, con alta inflación, como las “híper” de fines de los 80 y principios de los 90, o la caída de 2001-2002. Fueron procesos que destruyeron igualdad en forma trágica. Otra razón importante la constituyen algunas reformas de mercado y apertura comercial implementadas sobre todo a fines de los 70 y en especial en los 90, que implicaron una modernización muy brusca de la economía, que redujo fuertemente la demanda de trabajo no calificado con efectos sobre el desempleo, la pobreza y la desigualdad. Y todo en un marco de contención social muy frágil. Por último, hay una serie de círculos viciosos. Uno de ellos es la segregación tanto escolar como barrial. El auge de escuelas y barrios privados ha dividido más la sociedad: esa división -y en particular la huida de las clases medias hacia escuelas privadas- es fuente de desigualdades futuras. La consolidación de grupos entrampados en situaciones de “pobreza perpetua”, con pocos incentivos y expectativas de progreso, es otro problema que retroalimenta la desigualdad.
¿Qué pasó con la distribución después de la crisis de 2001-2002?
La desigualdad había alcanzado una meseta alta a fines de los noventa, pero la crisis la disparó hasta niveles inéditos en 2002, donde alcanzó un pico. Cuando la economía se estabilizó y empezó a crecer, la desigualdad se redujo, en forma importante, pero no muy diferente de la experimentada por cualquier economía que se estabiliza después de una crisis macroeconómica profunda. De hecho, la caída de la desigualdad entre 2003 y 2006 es muy parecida a la caída entre 1990 y 1993 después de la híper. Desde 2006 hay alguna reducción adicional por factores más genuinos y estructurales, pero es lenta. Además, las ganancias distributivas están permanentemente amenazadas por la erosión de la inflación, que es un factor desigualador. La gran apuesta para reducir la desigualdad de manera significativa es la Asignación Universal por Hijo.
Acá la nota completa.
3 comentarios:
Hola: leo tu blog con el google reader y siempre lo encuentro más que interesante. Forma parte de mi "seleccionado personal", mi cotidianeidad informativa y formativa.
Valoro mucho cuando los bloggeros me acercan notas como ésta, que no hubiera podido leer nunca. Me duele darle un click a Clarín... no lo hago a menos que sea una recomendación así, con antecedentes.
Lo que dice el académico es grosso, incluso parece que el INDEC no miente tanto...
Gracias de nuevo y un fuerte abrazo.
Pablo: gracias a vos. Me alegro servirte de algo.
Un abrazo grande.
Hola.. i have a presentation to do for my spanisch klass.. i think your article will help =) thanks a lot for taht !
http://traumkirschen.blogspot.com
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