viernes, 26 de junio de 2009

LA RESISTENCIA


No fue una noticia más. No conocía a Andrés Cascioli, pero su muerte me conmovió profundamente. Para el que no sepa quien es Cascioli, me estoy refiriendo al creador de la Revista Humor, que supo encarnar la auténtica resistencia cultural desde los kioscos a la dictadura militar, utilizando el humor como arma sofisticada para burlar la censura. Cada número era una suerte de ajuste de cuentas semanal: así llegaron a vivirse en una época.

Es raro. Recién hoy me doy cuenta la dimensión que tuvo la Revista Humor en mi formación y educación política. Y es que ahora recién hago cuentas: empecé a leer Humor allá por el año 1981. Tenía 12 años y ya disfrutaba afanársela a mi viejo para leer “Las Puertitas del Sr. López” de Trillo y Altuna, la “Clínica del Dr. Cureta” o las páginas de ese genio del humor que es Grondona White, lo primero que buscaba en la revista.



Mientras caminaba por mi adolescencia, fui descubriendo allí a plumas entrañables: el gordo Osvaldo Soriano, el negro Alejandro Dolina, Juan Sasturain y José Pablo Feinmann.

Y casi me olvido del negro Fontanarrosa y su Boogie "el aceitoso"



Entre los numerosos premios que recibió Humor, en 1982 fue nombrada en Italia como “Mejor Revista Satírica del Mundo”. Dos años antes, la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos había adquirido cuatro originales de las caricaturas con que Cascioli ilustró aquellas tapas geniales.

Uno de los protagonistas de la revista, José Pablo Feinmann opinó esto:

“La revista Humor salió en plena dictadura. Salió para la pelea, para el riesgo, para reírse de un poder macabro, que carecía por completo del sentido del humor, que es lo más bello de la vida y lo único que –al final de todas las cosas–- nos salvará del ridículo, y tal vez del ridículo final: el de morirnos.



Es loco esto: nunca supe muy bien porqué guardé siempre una importante colección de números de la revista Humor contra viento y marea, o lo que es lo mismo: las ganas de tirarlas a la mierda de mi vieja.

Hace unas horas estuve visitando a mis viejos con un sólo objetivo: saber si las revistas Humor seguían allí o si alguna limpieza a fondo había ejercido la crueldad de arrebatármelas. Cuando las vi, intactas, me di cuenta de porqué las había guardado: La dignidad de cada uno son sus recuerdos.



Algunos dicen que Andrés Cascioli era un gorila, un antiperonista, una persona difícil. ¿Saben qué? Me importa un carajo. Gracias Andrés por enseñarme a pensar, a valorar el talento entre tanta mediocridad, a resistir… el valor de la libertad.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como me reconfortó tu homenaje a un grande como Cascioli, pienso lo mismo que vos, Humor era una brisa fresca, muy valiente y muy inteligente (había que serlo en esa época) en los momentos más terribles de mi vida(tengo una hermana detenida desaparecida)y de nuestro país.
Cariños Sofía

Aldo Ulises Jarma dijo...

Sofía: me alegro que te reconfortara el post y lamento muchísimo lo de tu hermana.
Un beso grande.