Y sí, que quiere que le diga... no busque hoy en los diarios, porque las mejores opiniones políticas de este domingo están en los blogs. Así lo demuestra Gerardo Fernández desde "Tirando al Medio", que se mandó en su blog una gran columna que acá les dejo:
EL PROBLEMA DE CLARÍN:
"La tapa de hoy es elocuente: La nave guía del escuadrón mediático define los pasos tácticos que supone más funcionales al marco estratégico que es la tapa del 29 de junio, la tapa que ensalzará el triunfo de “la oposición” en Capital, Córdoba, santa Fe y probablemente Mendoza y pondrá en tela de juicio el triunfo de Néstor Kirchner en el 40 % del país, que es la provincia de Buenos Aires.
Quedan las tapas de los domingos 14 y 21 y si la de hoy ya pinta así, ¡mamita querida lo que nos espera!
El problema que tiene Clarín es que sus tapas no votan. Al cuarto oscuro entran personas. En el cuarto oscuro Ernestina Herrera de Noble y un cartonero valen un voto cada uno.
El problema que tiene Clarín es que aunque no lo haya informado, la gente de La Matanza que ahora tiene agua corriente tiene motivos para ratificar con su voto a los gobiernos municipal, provincial y nacional.
El problema que tiene Clarín es no cuenta con instrumentos que modifiquen la mirada que tiene la gente en los pueblos de la pampa húmeda de los señoritos del campo. Clarín y Biolcatti pueden mentir que en el interior la gente está pasando hambre por culpa de lo mal que le va al campo, pero en los pueblos se sigue viviendo y no peor que el año pasado porque buena parte de los recursos nunca llegan del campo.
El problema de Clarín es que no puede hace nada para que la gente deje de “soportar” calladamente el espamento agropecuario.
El problema de Clarín es que su tapa no garantiza fiscales para reponer boletas.
El problema de Clarín es que todavía son los partidos políticos los que tienen que garantizar, junto a las autoridades designadas por la justicia electoral, la transparencia de los comicios pero como no cuentan con estructuras partidarias con desarrollo territorial como para cubrir todas las mesas encubren su propia incapacidad y negligencia acusando de antemano al oficialismo de perpetrar fraude.
El problema de Clarín es que está en duda de qué sirve Gran Cuñado puesto que hasta ahora nada indica que esmerile las tendencias a favor del gobierno que se acentúan con el paso de los días.
El problema de Clarín es que tanto los espacios de Macri y De Narváez como los del panradicalismo son dos bolsas de gatos y la gente escucha los maullidos y las peleas.
El problema de Clarín es que De Narváez está demostrando que en política no todo es cuestión de plata.
El problema de Clarín es que los espacios opositores ven que para ganar votos no basta con las agencias de publicidad más caras.
El problema de Clarín es que cuando se pone en movimiento el aparato del peronismo, se hace sentir, y cómo…
El problema de Clarín es que pese al bombardeo más sostenido que gobierno alguno haya soportado en la historia política argentina, el oficialismo está sobriamente instalado, gobernando, gestionando, abriendo líneas de crédito para la vivienda con un impacto fuertísimo.
El problema de Clarín es que mientras quiere hacerle creer a la sociedad que hay un riesgo de chavismo, la presidenta fue el viernes pasado a Santa Fe a prestarle plata a la General Motors. Si eso es chavismo…
El problema de Clarín es el que tiene la prensa en el continente: No logran torcer la voluntad popular. Clarín puede a lo sumo ratificar posiciones en sus lectores, que son los mismos, pero no convence al resto. Y no convence al resto porque el pueblo tiene memoria y a la hora de las decisiones troncales sopesa su historia con su presente y mientras ve que desde los medios se le dice que está todo mal el argentino de a pie ve que en su micromundo no está peor que cuando le decían que todo iba viento en popa.
La gente tiene memoria, la gente vivió el primer mundo menemista, la gente vivió de ajuste en ajuste, la gente vivió los resultados del retiro del Estado, no se la contaron.
La gente se enteró que el modelo que se le vendió y se le sigue vendiendo voló en mil pedazos en el famoso “primer mundo” mientras que acá todavía estamos esperando el impacto demoledor de esa crisis, que no llega porque se hicieron bien las cosas y hoy Argentina está desenganchada de ese mundo financiero que estalló.
Los medios tienen el problema de ciertas estructuras celulares que pierden contacto con la realidad del pueblo y llegan a un punto donde confunden su visión y su imaginación con la visión y la imaginación del conjunto. Carlos Abrevaya supo mofarse en su libro Medios Locos de los medios que en 1987, luego del triunfo arrollador del peronismo (la UCR sólo ganó en Río Negro y Córdoba) buscaron instalar la idea de que había preocupación por el resultado electoral ¿Preocupación de quién? Se preguntaba Abrevaya, seguro que quien no estaba preocupado era el pueblo, que masivamente había votado al peronismo. Quienes estaba preocupados eran los radicales y por cierto algunos sectores empresarios que por entonces veían a la UCR como más confiable para el clima de negocios que al PJ.
La anécdota de Abrevaya cobra vida día a día porque desnuda el corazón de la debilidad que padece el dispositivo mediático. Tan grande, tan poderoso, tan influyente, pero no puede ganar una elección, ese es el problema.
El dispositivo mediático tampoco puede lograr que la gente vea a los dos espacios opositores como garantías de gestión, ahí es donde su incapacidad es más notoria. Hay mucha gente que va a votar por el oficialismo sin estar del todo convencida de sus virtudes, pero lo va a votar porque el oficialismo le garantiza gobierno, cosa que el panradicalismo demostró en los últimos 20 años que no puede hacer, mientras que en la capital Macri demuestra día a día en qué consiste su nueva política…
Cuando surgieron los instrumentos electrónicos hubo apresurados que auguraron la desaparición del contrabajo y el piano de cola. La historia desmostró que para determinados tipos de música tanto el piano como el bajo eléctrico daban una respuesta adecuada, pero a la hora de tocar Jazz, por ejemplo, el piano acústico y el contrabajo eran insustituibles. Algo similar le ocurre a los medios. No logran traducir audiencia en votos, puntos de rating en boletas adentro de las urnas. No les alcanza, no llegan, no les da todo lo que manijean para torcer un resultado electoral.
Se llevan a la realidad por delante, negándola y acomodándola según sus intereses políticos y económicos, pero eso no basta. Un tipo cagandose de risa con Gran Cuñado no necesariamente votará lo que Clarín quiere que vote. La gente mantiene espacios de decisión personal y procesa a su manera la información que recibe y contra eso de nada valen los manijazos y las tapas.
Por eso recurren a lo previsible: Instalar un relato, promover una lectura de la realidad según la cual si las cosas no son como ellos quieren que sea es porque se está haciendo trampa. Si yo estuviera de ese lado del mostrador empezaría a preocuparme. Empezaría a peocuparme porque si luego de tanta inversión y tanta manija todo indica que el kirchnerismo sale de la encrucijada electoral con vida, lo que hay por delante son serios problemas"
Quedan las tapas de los domingos 14 y 21 y si la de hoy ya pinta así, ¡mamita querida lo que nos espera!
El problema que tiene Clarín es que sus tapas no votan. Al cuarto oscuro entran personas. En el cuarto oscuro Ernestina Herrera de Noble y un cartonero valen un voto cada uno.
El problema que tiene Clarín es que aunque no lo haya informado, la gente de La Matanza que ahora tiene agua corriente tiene motivos para ratificar con su voto a los gobiernos municipal, provincial y nacional.
El problema que tiene Clarín es no cuenta con instrumentos que modifiquen la mirada que tiene la gente en los pueblos de la pampa húmeda de los señoritos del campo. Clarín y Biolcatti pueden mentir que en el interior la gente está pasando hambre por culpa de lo mal que le va al campo, pero en los pueblos se sigue viviendo y no peor que el año pasado porque buena parte de los recursos nunca llegan del campo.
El problema de Clarín es que no puede hace nada para que la gente deje de “soportar” calladamente el espamento agropecuario.
El problema de Clarín es que su tapa no garantiza fiscales para reponer boletas.
El problema de Clarín es que todavía son los partidos políticos los que tienen que garantizar, junto a las autoridades designadas por la justicia electoral, la transparencia de los comicios pero como no cuentan con estructuras partidarias con desarrollo territorial como para cubrir todas las mesas encubren su propia incapacidad y negligencia acusando de antemano al oficialismo de perpetrar fraude.
El problema de Clarín es que está en duda de qué sirve Gran Cuñado puesto que hasta ahora nada indica que esmerile las tendencias a favor del gobierno que se acentúan con el paso de los días.
El problema de Clarín es que tanto los espacios de Macri y De Narváez como los del panradicalismo son dos bolsas de gatos y la gente escucha los maullidos y las peleas.
El problema de Clarín es que De Narváez está demostrando que en política no todo es cuestión de plata.
El problema de Clarín es que los espacios opositores ven que para ganar votos no basta con las agencias de publicidad más caras.
El problema de Clarín es que cuando se pone en movimiento el aparato del peronismo, se hace sentir, y cómo…
El problema de Clarín es que pese al bombardeo más sostenido que gobierno alguno haya soportado en la historia política argentina, el oficialismo está sobriamente instalado, gobernando, gestionando, abriendo líneas de crédito para la vivienda con un impacto fuertísimo.
El problema de Clarín es que mientras quiere hacerle creer a la sociedad que hay un riesgo de chavismo, la presidenta fue el viernes pasado a Santa Fe a prestarle plata a la General Motors. Si eso es chavismo…
El problema de Clarín es el que tiene la prensa en el continente: No logran torcer la voluntad popular. Clarín puede a lo sumo ratificar posiciones en sus lectores, que son los mismos, pero no convence al resto. Y no convence al resto porque el pueblo tiene memoria y a la hora de las decisiones troncales sopesa su historia con su presente y mientras ve que desde los medios se le dice que está todo mal el argentino de a pie ve que en su micromundo no está peor que cuando le decían que todo iba viento en popa.
La gente tiene memoria, la gente vivió el primer mundo menemista, la gente vivió de ajuste en ajuste, la gente vivió los resultados del retiro del Estado, no se la contaron.
La gente se enteró que el modelo que se le vendió y se le sigue vendiendo voló en mil pedazos en el famoso “primer mundo” mientras que acá todavía estamos esperando el impacto demoledor de esa crisis, que no llega porque se hicieron bien las cosas y hoy Argentina está desenganchada de ese mundo financiero que estalló.
Los medios tienen el problema de ciertas estructuras celulares que pierden contacto con la realidad del pueblo y llegan a un punto donde confunden su visión y su imaginación con la visión y la imaginación del conjunto. Carlos Abrevaya supo mofarse en su libro Medios Locos de los medios que en 1987, luego del triunfo arrollador del peronismo (la UCR sólo ganó en Río Negro y Córdoba) buscaron instalar la idea de que había preocupación por el resultado electoral ¿Preocupación de quién? Se preguntaba Abrevaya, seguro que quien no estaba preocupado era el pueblo, que masivamente había votado al peronismo. Quienes estaba preocupados eran los radicales y por cierto algunos sectores empresarios que por entonces veían a la UCR como más confiable para el clima de negocios que al PJ.
La anécdota de Abrevaya cobra vida día a día porque desnuda el corazón de la debilidad que padece el dispositivo mediático. Tan grande, tan poderoso, tan influyente, pero no puede ganar una elección, ese es el problema.
El dispositivo mediático tampoco puede lograr que la gente vea a los dos espacios opositores como garantías de gestión, ahí es donde su incapacidad es más notoria. Hay mucha gente que va a votar por el oficialismo sin estar del todo convencida de sus virtudes, pero lo va a votar porque el oficialismo le garantiza gobierno, cosa que el panradicalismo demostró en los últimos 20 años que no puede hacer, mientras que en la capital Macri demuestra día a día en qué consiste su nueva política…
Cuando surgieron los instrumentos electrónicos hubo apresurados que auguraron la desaparición del contrabajo y el piano de cola. La historia desmostró que para determinados tipos de música tanto el piano como el bajo eléctrico daban una respuesta adecuada, pero a la hora de tocar Jazz, por ejemplo, el piano acústico y el contrabajo eran insustituibles. Algo similar le ocurre a los medios. No logran traducir audiencia en votos, puntos de rating en boletas adentro de las urnas. No les alcanza, no llegan, no les da todo lo que manijean para torcer un resultado electoral.
Se llevan a la realidad por delante, negándola y acomodándola según sus intereses políticos y económicos, pero eso no basta. Un tipo cagandose de risa con Gran Cuñado no necesariamente votará lo que Clarín quiere que vote. La gente mantiene espacios de decisión personal y procesa a su manera la información que recibe y contra eso de nada valen los manijazos y las tapas.
Por eso recurren a lo previsible: Instalar un relato, promover una lectura de la realidad según la cual si las cosas no son como ellos quieren que sea es porque se está haciendo trampa. Si yo estuviera de ese lado del mostrador empezaría a preocuparme. Empezaría a peocuparme porque si luego de tanta inversión y tanta manija todo indica que el kirchnerismo sale de la encrucijada electoral con vida, lo que hay por delante son serios problemas"
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