Les propongo un ejercicio filosófico para desentrañar la clave de lo que estuvo pasando estos días con las tomas de terrenos en Buenos Aires: ¿A qué aspecto del ser humano se estuvo apelando y alentando desde los diferentes sectores políticos y periodísticos? La respuesta es sencilla, pero brutalmente reveladora.
Basta sólo hacerse esa pregunta para desestimar la falsa afirmación duhaldista: “El orden no es de izquierda ni de derecha”. La frase es tan pelotuda y primaria que bien podría haberla dicho Mirtha Legrand. Y es que desde siempre sabemos que la derecha convierte al orden en un VALOR, por cuanto ello implica privilegiarlo en su escala de valores sobre toda posibilidad de cambio, de transformación colectiva.
El filósofo francés Alain Badiou, desde otro ángulo, le pone claridad al tema:
“La idea de Hobbes según la cual el hombre es un lobo para el hombre constituye la convicción profunda de nuestra sociedad. Por esa razón genera violencia constante: la sociedad da el derecho general para que, en su propio interés, se pisotee a los demás. La prensa más ordinaria hace el elogio de esa violencia. Los diarios hablan de cómo tal banco aplastó al otro, de cómo la gente fue expulsada, etc., etc. Eso, dicen, es la vida, la competencia. Pero hay que pagar el precio. Mientras no enunciemos que las sociedades deben construirse en base a la asociación y no a la competencia permaneceremos en el elemento primordial de la violencia. No digo que la violencia va a desaparecer. La sociedad alienta sistemáticamente la violencia y luego se ve obligada a combatirla con una represión terrible. Como la violencia está constantemente incitada, hace falta un aparato policial para controlarla. El resultado es que terminamos agregándole a la violencia social la violencia del Estado. Debemos cambiar los pilares de la existencia colectiva. Pero el ser humano es capaz de otra cosa que toda esa violencia: es capaz de entrega, de amor. Tiene una doble capacidad. Puede ser un animal de competencia pero también un animal altruista, interesado en la acción colectiva, capaz de encarnar ideales, puede ser un enamorado o un científico desinteresado. Saber qué aspecto del ser humano alentamos es una decisión fundamental”
Y está clarito cuáles aspectos del ser humano estuvieron alentando Macri , Duhalde y el grupo Clarín. Y eso sí es de derecha, ehhh.
En el frente, lo de Cristina fue extraordinario: no sólo por su claridad sino también por su templanza en un momento especial de su vida. El discurso que les dejo en video es revelador. Allí Cristina no sólo muestra entereza y buen humor ante las embestidas de los mismos de siempre: también los ningunea al no caer en la trampa del espiral de la violencia verbal. Además, señala el camino: la asociación, el esfuerzo colectivo “para que la gallina siga poniendo huevos”. Les opone la voluntad de transformación al discurso del orden y la intolerancia. Los expone, los vuelve transparentes.
En el frente, lo de Cristina fue extraordinario: no sólo por su claridad sino también por su templanza en un momento especial de su vida. El discurso que les dejo en video es revelador. Allí Cristina no sólo muestra entereza y buen humor ante las embestidas de los mismos de siempre: también los ningunea al no caer en la trampa del espiral de la violencia verbal. Además, señala el camino: la asociación, el esfuerzo colectivo “para que la gallina siga poniendo huevos”. Les opone la voluntad de transformación al discurso del orden y la intolerancia. Los expone, los vuelve transparentes.
¿Será el poder del amor?
6 comentarios:
Cuando uno mira un barrio próximo a entregarse, es notable el "orden" en las casas, todas pintadas igual, la repetición interminable del mismo modelo; todo como para un desfile o, para que el funcionario que las entregue les pase revista.
Ni bien se entregan comienza la vida, comienza el "desorden" y en muy poco tiempo el barrio se hace casi irreconocible y las casas, todas o casi todas se vuelven diferentes, únicas.
El "orden" de los duhalde es el de los desfiles, todos iguales, todos al mismo paso y obedeciendo a las "jerarquías" que son los que naturalmente pasan revista, controlan, y que, también naturalmente, uno no puede ni debe controlar ni pasarles revista, ellos están al margen, para eso son jerarquía, son aristocracia y nosotros, muzza.
Estos son tiempos "desordenados", pasan cosas buenas, regulares y malas, los colores son claros u oscuros y las cosas no están quietas como para pasarles revista y, horror de horrores!!, los duhalde y los como él, más que como aristocracia, se ven como queremos verlos - rémora del pasado, chanta peligroso, facho (aunque genéticamente esté más para el horno que para SS, pero bueno, es voluntarioso el cabezón) y pronosticador de las desgracias que suele organizar.
¿Cómo decía esa canción de Gieco, esa de decirle a alguien si es una mierda o no? ese es el "desorden" que desespera al cabezón, le pasan revistan, lo deschavan como la mierda que es, se lo dicen y no falta el colmo del desordenado que se burla - qué espanto!, pobrecito!!
Ram: excelente lo suyo. Abrazo
Que gustazo leer lo que escribiste Aldo “…el ser humano es capaz de otra cosa que toda esa violencia: es capaz de entrega, de amor…” ¡que viva el desorden (como dice ram ) de la vida, del movimiento, del poder expresarnos y ser capaces de otras cosas!
Lindo post Aldo, que mas puedo agregar, Duhalde es incorregible el y su mujer, me parece que no logra seducir a nadie ya y sus ultimas apariciones y declaraciones lo pintan de cuerpo entero como es. Muy bien lo de ram,sus comentarios justos y de alto nivel, ya hasta me atreveria a bautizarlo el Anibal Fernandez de blogosfera, les contesta a todos los gorilas q aparecen comentando boludeces,bien ahi.-Un abrazo compañeros.-
Dr. Jarma:
Disfruté tanto del post,
como del comentario viperino de Ram
Feliz año nuevo a ambos;
y a Duhalde y su familia también, que joder!!!
Ay, Aldo, casi lloro de la emoción, vea; el saludo del limbus ése por mi "comentario viperino" - ¿sabía que "viperino" se refiere a las víboras, o a quien le cabe esa condición, en sentido peyorativo, por cierto?.
Emocionante el lugar de la escala zoológica en que me coloca este ejemplar de duhalde-adicto... y yo que pensaba haber comentado de casitas, ahora me siento el bicho que nos legó el pecado original.
Pero bueno, tratándose del cabezón, preferible mil veces el calorcito del infierno al "cielo" que nos viene a ofrecer.
Digo yo, con mi lengua bífida, claro.
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