miércoles, 30 de junio de 2010

JUVENTUD Y KIRCHNERISMO


Sobre este tema, José Natanson escribe una interesante nota en Pagina 12. Destaco algunos fragmentos:

"... el mundo estaba cambiando a una velocidad nunca antes vista. Esto creó un divorcio entre el presente y el pasado, una suerte de discontinuidad histórica, que debilitó el valor de la experiencia, incapaz de lidiar con fenómenos completamente nuevos. La sabiduría de los ancianos perdió buena parte de su peso simbólico, menos por la maldad de los nuevos jóvenes que por las transformaciones estructurales de la economía y la sociedad, abriendo un abismo generacional. Los aceleradísimos cambios tecnológicos le dieron a la juventud una ventaja sobre los adultos. Por primera vez en la historia, los jóvenes sabían cosas que sus padres no. Un ejemplo simple es el del padre que le pide a su hijo adolescente que lo ayude con la computadora. No es difícil imaginar el impacto de esta nueva realidad en la autoconfianza juvenil.
En primer lugar, señalemos que hoy la juventud de clase media argentina no es muy diferente de la del primer mundo. Se trata de jóvenes que estudian muchos años y que en algunos casos prolongan su carrera universitaria en el exterior. Se emancipan tardíamente y se casan (cuando tienen la ocurrencia de hacerlo) pasados los 30; tienen hijos tarde, y pocos. Pero ésta es sólo una parte de la juventud. En paralelo, los sectores más pobres desarrollan un ciclo de vida corto, donde todas las etapas se aceleran: el paso de la niñez a la vida adulta es veloz por la necesidad de generar prontamente un ingreso, la emancipación es temprana, los hijos llegan rápido y de a muchos y la muerte los alcanza más jóvenes, como resultado de los déficit alimentarios y sanitarios. Esto se comprueba al comparar los datos de esperanza de vida y la tasa de fecundidad entre provincias: una persona vive en Chaco, en promedio, cinco años menos que en la Capital. La investigadora Susana Torrado lo resume en una frase: “Vivir en apuros para morirse joven”.
Ahora bien, ¿cómo se sitúa el kirchnerismo frente a la juventud? ¿Y cómo frente a las dos juventudes que conviven en la Argentina del Bicentenario? En un principio pareció prestarles poca atención a los jóvenes, enfrascado en un relato generacional que alude a la juventud, pero a la de los ’70, y que muchas veces se reduce a la disyuntiva exasperante de “jóvenes idealistas que hacían la revolución” versus “jóvenes consumistas que sólo quieren jugar a la PlayStation”.
En todo caso existen hoy círculos de jóvenes militantes kirchneristas. Se trata por supuesto de grupos reducidos, mayoritariamente de clase media, irrelevantes desde el punto de vista del padrón electoral, pero activos e influyentes en los medios y las nuevas formas de comunicación, como las redes sociales y los blogs. Existen, por ejemplo, algunos muy buenos blogs kirchneristas. Atribuirlos a una simple maniobra oficial es absurdo: incluso si el Gobierno los apoyara financieramente, ese apoyo llegó después y no antes de su creación. Y en todo caso existen otros partidos, que también manejan recursos y no dudan en utilizarlos, pero que carecen de este tipo de militancia: ¿dónde están los blogs del radicalismo? ¿Dónde los del PRO? ¿Alguien conoce un blog que defienda las ideas de De Narváez? Quizás haya que remontarse a los primeros años del alfonsinismo para encontrar un fenómeno similar, aunque aquel momento probablemente haya sido más masivo y aunque tuvo una expresión universitaria (la Franja Morada) y partidaria (la Junta Coordinadora) más definidas"
Vale la pena leer la nota completa.

3 comentarios:

Almita dijo...

"Quizás haya que remontarse a los primeros años del alfonsinismo para encontrar un fenómeno similar, aunque aquel momento probablemente haya sido más masivo y aunque tuvo una expresión universitaria (la Franja Morada) y partidaria (la Junta Coordinadora) más definidas".
Tal cual, perfecto.
Quizás hoy, me parece, el mejor modo de acercarse es sin demasiada bandería, sino a través de los hechos. Este gobierno tiene muchos hechos, insistir con ellos, es un plafón muy importante.
Con dos hijos de 17 y 19 años, que no son ni jóvenes idealistas y juegan a la PS, puedo afirmar que ciertos jóvenes están más dispuestos a votar por los hechos, que por los nombres o las banderas. Quieren cosas concretas.
Mi hijo mayor decía: "como en la facultad por $ 1 al día, mis compañeros tienen becas, tengo cursadas a horarios que puedo concurrir, y en casa estamos mejor que desde que recuerdo. No soy peronista, no soy kirchnerista, pero la pxma, voto a los Kirchner".
Ese punto es el que hay que desentrañar. Hartos de promesas huecas, son fieles a los hechos.
Saludos

Aldo Ulises Jarma dijo...

Almita: excelente aporte. Me encantó eso de qué los jóvenes hoy son fieles a los hechos. Creo que por ahí va la cosa.
Saludos.

Almita dijo...

Ojalá alguien pueda entender este fenómeno, Aldo.
Mirá que paradójico:
No soy peronista, el padre de mis hijos tampoco lo es.
Soy librepensadora. Sí les he enseñado que las palabras se las lleva el viento y con los hechos, se come y se paga la luz.
Uno ya vota, el otro no. El que vota, votará a Kirchner. No hay adoctrinamiento en casa, no conozco de doctrina, para qué mentir.
Los pibes que veo, a los que conozco, son altamente pragmáticos. No compran publicidad, ni hacedores de imágenes, descreen de todo eso. Les gusta la hamburguesa Stacker porque es grandota, les nefrega que cadena la produce. Y zapatillas, las que no se rompan y no aprieten o hagan llagas.
Este segmento etáreo, no es ni idealista ni romántico. Concretos. Creen en lo que ven. Buscan precios. Ojalá entiendan los dirigentes adónde tienen que apuntar. Más bambolla hacen, más los rajan.
Criados por padres y madres apurados y ocupados, tienen otra visión de la vida. Son los que se ocuparon de conseguirse remedios e ir al médico solitos si estaban enfermos. Los que tienen desde los 16 tarjetas de crédito y las saben manejar, y entienden lo que es interés, y que si te patinás el saldo del celular te quedás incomunicado. Son chicos para algunas cosas, y grandes para otras. Más vale pájaro en mano que ciento volando.
Y tienen visión crítica.
Yo era idealista, esperanzada, medio naif. Ellos, no.
Saludos