martes, 20 de octubre de 2009

LAS VANGUARDIAS

Siempre me impactó este momento en la historia de la humanidad:

“La primera gran prueba de cómo recibiría la comunidad científica la teoría de la evolución de Charles Darwin tuvo lugar en la reunión de la British Association for the Advancement of Science en Oxford del 30 de junio de 1860. Darwin no asistió, sabedor de que sus allegados defenderían su causa. El obispo de Oxford Samuel Wilberforce, apodado «Soapy Sam» (literalmente, Sam el jabonoso) por su sinuosa elocuencia, fue invitado a replicar a un documento sobre «la civilización según la hipótesis darwiniana».

La reunión fue muy concurrida, de unas mil personas, entre ellos periodistas y políticos, y el ambiente era muy tenso. El obis­po hizo una pausa durante su monólogo, se volvió hacia Huxley (que representaba a Darwin), y le preguntó si era por la parte de su abuelo o la de su abuela que descendía de un simio. El público estalló en carcajadas ante aquel insulto. Huxley se irguió lentamen­te, se volvió hacia el obispo y vino a responder que de tener que elegir entre un humilde simio o una figura privilegiada como la de su señor obispo, capaz de apelar al ridículo en una discusión científica, ¡optaría sin vacilar por el simio! Estalló el caos: hubo señoras desmayadas, estudiantes que coreaban monkey, monkey, y FitzRoy abandonó indignado la sala sosteniendo en alto una Biblia y gritando «¡Las Escrituras! ¡Las Escrituras!». Debió de tratarse de un momento increíble, y serviría como una escena maravillosa para una película. Fue así como Huxley se ganó el apodo de “el bulldog de Darwin” (fragmento del libro “Darwin, la historia de un hombre extraordinario” de Tim M. Berra)

A partir de allí, coinciden todos los biógrafos, Darwin fue ridiculizado por los grandes medios de la época (periódicos) durante el resto de su vida:

D’Elia tuvo la osadía de tratar de monopolio perverso a Clarín en la propia entraña del monstruo, “una pistola en la cabeza de la democracia argentina” dijo:




Y la suerte posterior de D’Elia me recordó (salvando las enormes distancias) a "Huxley: el bulldog de Darwin", y al papel no siempre grato que tiene reservada la historia para las vanguardias:

¿No Lucas? Pero guarda: también vengo haciendo mis aportes. Cuando nadie hacía nada.

Era Arturo Jauretche el que decía que "el mejor pez es el que nada contra la corriente"

Ahora es fácil: hasta Reporteros sin Fronteras banca la ley de Medios como necesaria y valiente ¿No es así Mendieta?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantó la analogía.
Estoy de acuerdo, la resistencia a lo nuevo,al cambio siempre es muy fuerte. En algunos momentos de la historia ha sido sangrienta. Pero a pesar de ésto no se pueden frenar los cambios, basta mirar la historia de la humanidad para darse cuenta.
Yo tengo una teoria: cuando las personas son más grandes, más miedo a la muerte tienen, y ésto las hace cada vez más reaccionarias y conservadoras.
Por eso me gustó una contestación que dió Victor Hugo Morales, cuando le preguntaron por qué se jugaba tanto por la Ley de Medios, él contestó "-porque me voy a morir igual." Esta contestación habla de mucho trabajo personal, de mucho pensamiento.
Cariños Sofía

Mendieta dijo...

Esa anécdota es brillante. Un abrazo.

Aldo Ulises Jarma dijo...

Sofía: a mí también me gustó esa contestación de Victor Hugo. Cariños.
Mendieta: me alegro que gustara. Abrazo.