Este video que les dejo, de los festejos por la aprobación de la ley de medios, es made in Mar del Plata: de
Aquí Gerardo realiza un primer análisis sobre lo que viene. Les dejo las partes más interesantes:
“He aquí una enseñanza, un hallazgo para la comunicación mundial y los estudiosos del impacto mediático en las sociedades: Un dispositivo mediático con un control de por lo menos el 80 % de los medios del país no logró, pese a un bombardeo pertinaz conmover a la opinión pública. El país siguió su vida normal y todos los intentos incendiarios se consumieron como esos globos que se lanzan en las fiestas, se consumieron solitos sin generar ninguna llamarada extra.
La sociedad no ha cambiado su mirada sobre el gobierno y el kirchnerismo, eso es seguro, pero no movió un dedo por las empresas periodísticas ni se asustó por las temeridades de Daniel Vila.
Es que de momento nada cambia en todo lo palpable, el cambio es, de momento, abstracto. Lo que se puede ver es la ratificación de que el kirchnerismo sigue siendo la única fuerza con capacidad de acción política del país y que los grandes triunfos o derrotas en que se ha visto involucrado responden antes que nada a virtudes o errores propios que ha ser superado ideológica y políticamente por sus adversarios.
Pareciera que necesita de las derrotas para reconstruir su capacidad política. Pareciera esto o bien que sencillamente tiene la virtud de explotar ciertas demandas muy afincadas en la sociedad. Entonces no es que la gente lo apoye por ello pero sí que reconozca en la intimidad que lo que hace está bien. No es que la gente ame al gobierno por que haya sancionado una nueva ley de medios pero sí que se reconozca que había que hacerlo.
Se viene un tiempo muy rico en lo político, donde el gobierno sin duda va a seguir con la iniciativa política pero sin que de momento eso mute en apoyo, ojo. No confundir iniciativa con mejoramiento de imagen. Se viene un mes y medio donde la oposición va a seguir disfrutando del 10 de diciembre, hasta el 11 de ese mes cuando se empiece a demostrar que en realidad no es una mayoría tan contundente, que le va a costar armar quórum y lograr un puñado de denominadores comunes para sancionar alguna ley.
Si el kirchnerismo se hace cargo seriamente del tema de la pobreza y empieza a gestionar en el sentido de dar respuesta, pondrá contra la pared a Bergoglio y demás oportunistas que se hacen eco del hambre generado por políticas que ellos mismos apoyaron durante décadas. Porque discutir cómo resolvemos el asunto de la pobreza nos clava en el tema de aumirnos como una sociedad desigual y ahí es donde se empieza a visualizar que estamos ante el viejo ejemplo de la "manta corta". Para tapar una parte del cuerpo social hay que descubrir otra.
La manta corta es inherente al capitalismo. No existe capitalismo de manta larga, salvo en los países centrales, salvo en el norte que usufructúa su ventaja de explotar al sur.
Quizá el mayor enemigo que pueda tener el kirchnerismo si pretende correr la manta sea su propia configuración ideológica, que al fin y al cabo es uno de los límites doctrinarios del propio peronismo, que siempre se maravilló con esa idea del consenso de clases.
Lo que sí define acá es la orientación que elija el kirchnerismo. Si elige dar la batalla por izquierda, creo que tiene serias chances de triunfo. Si arremete con la ley de entidades financieras y el subsidio por hijo más alguna otra medida de neto corte social, su fuerza se potenciará”
¿Será?
Lucas se trae lo suyo con éstas reflexiones:
“La épica que ante cada batalla plantea el kirchnerismo, la épica agonal, de "todo o nada" como les gusta decir a los superficiales intelectualmente, es la que le a ganado apoyos nunca pensados, nunca soñados, más allá de la estela gris y burocrática del mundo salvaje (individualmente salvaje) de los políticos profesionales.
Ese fenómeno, los apoyos impensados (no tanto los tácticos, más los trascendentes), lo miran con bronca, con envidia, con miedo. Y le bajan las acciones.
Lo bueno del kirchnerismo lo meten en su valija. Y se toman el avión. Se llevan el "peronismo", el "progresismo", la "centroizquierda", el "campo popular", cuando no la "historia". Todo escrito con mayúsculas. Y se toman el avión. Dejan las malas del kirchnerismo como inventario y razón excluyente de su especificidad.
El problema es que esa versión de la historia es una boludez, que ni siquiera se conjuga con la historia nacional.
Nada bueno puede lograrse sin entusiasmarse, sin tener esperanzas, buscando que todos te quieran. No se puede”
Sorpresa: miren quien dice por acá que Kirchner no está muerto.
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