TRES AÑOS

Hace unos días este blog cumplió 3 años y aquí estoy… escribiendo una vez más para ese grupo de amigos y desconocidos que detienen su andar y leen mis ocurrencias, y buscan en esa lectura una huella, una aventura, un cruce de opiniones. Una búsqueda compartida también por mí en todo este tiempo.

Pasaron cansancios, hastíos, tristezas, felicidades que cuesta definir, pequeñas revanchas, la satisfacción de poder compartir esto entre amigos, la ilusión de articular mi pequeño viaje con el destino de tantos otros que andan sueltos por ahí, con los que participo de inquietudes que nos atraviesan y nos exigen seguir para adelante... hombres y mujeres de todas las edades que quitamos tiempo de nuestras vidas, trabajos, amores y afectos sólo por el placer de la militancia, aún cuando Lucas diga que sólo lo hacemos para levantarnos minas.

Y qué se yo… todo suma a la hora de las vanidades, pero hay cosas más fáciles de hacer y menos comprometidas que un blog político para levantarse minas. ¿O no?

Yo creo que va más que nada por el lado de la pasión. Los que hacemos blogs políticos tenemos, seguro, al menos dos pasiones: por la política y por pensar. No podemos estar sin pensar, lo que hace que a veces nos “colguemos”. Y asumimos la política como un compromiso personal, como una pasión.

Aprendí a sentir a mi blog como el lugar donde habitan esas pasiones, aún en las más inútiles de las metáforas. Y donde hasta las vulgaridades y sanatas más evidentes alcanzan más autenticidad que un discurso de ocasión o un artículo en un periódico.

Y es que estoy convencido de algo: la mística, la metáfora justa, la ironía perfecta, llegaron a los blogs políticos para quedarse; mientras la “prensa independiente” hace rato que aburre por lo predecible y su total falta de frescura en su lenguaje mezcla de latiguillo victimizante y republicanismo barato.

Seguro que me gustan un montón de cosas de la vida más que escribir en un blog, pero cada vez que estoy pensando en algo interesante solo se me ocurren dos cosas: juntarme con mis amigos a discutirlo en un asado, o agarrar el teclado y escribirlo en el blog.

Y así , sin darme cuenta, pasaron ya 3 años…