Con ese título más que apropiado, publica Orlando Barone este imperdible artículo en la revista Debate sobre el affaire de moda:
"No la conozco; apenas la entreveo en una imagen fotográfica de grupo ya vastamente difundida. Seguramente a esta altura de la crónica su visualización se habrá ido propagando como un caramelo derretido sobre un plano inclinado. Agustina está en boca de todos. Y es probable que le sobren ofrecimientos literarios, teatrales y botineros.
Agustina no debió imaginar este súbito protagonismo mediático. No sé tampoco si le gusta o la abruma. Pero ya ha sido lanzada: al principio gracias a la desbordada libido de un bloguero enamorado; al rato, empujada por la ansiedad de martirologio de un periodista obviamente necesitado de terapia. Ocurrió lo siguiente: el incorregible Lucas Carrasco, periodista y bloguero cerril y no de rebaño, corroído por la pasión y los celos escribió en su blog este mensaje entre desopilante, descalificatorio, críptico y desmesurado:
“Frank escribe en la fiesta de los Negros de Mierda, que hay algo más bajo que ser Alfredo Leuco, y es trabajar para Alfredo Leuco. Me hace reír, es obvio. Hasta que supe, y esto es imperdonable, que Agustina que está en el rincón hablando con un gil, sí que trabaja para Leuco. Ése, un gil. Voy a juntar gente, irme a la puerta de canal 26, hacerle un escrache. Si me la enamorás a Agustina, ay, Dios. Voy a matar a todos. No va a quedar ninguno vivo. Este post servirá de prueba. Voy a entrar con una metralleta a ese programa. Voy a matar a todos. Agustina por Dios, sos la mina más linda del mundo, no podés, ok, te entiendo que no me dés bola, por eso, porque sos la más linda del mundo, en ésa te banco, ahora bien, convengamos; con ese gil, no. No y no. Necesito ayuda. Solidaridad. Ay, Agustina, querida. Si lo ven en la calle, es ese nabo que señala una pantalla gigante, y Leuco lo mira desconcertado, debe ser el hijo del gerente del canal, no sé, no importa, pero Agustinita, dejate de joder. Por Dios. Voy a matarlos a todos, lo juro”. ¡Ay, Lucas Carrasco, qué travesura cometes! Por tu culpa editores de rango del diario Clarín como Kirschbaum y Roa, dedicaron sendas editoriales para acusarte de amenaza “kirchnerista” letal y atacante de la libertad de prensa. Pablo Sirvén no debe ni salir de la casa, aterrado. Como tocados por esa baba de miedo que el asustado Leuco propagó desde su tribuna de doctrina, colegas igualmente notorios e igualmente hegemónicos e igualmente opositores al Gobierno, se pusieron de su lado, advirtiendo a los Tribunales de la Tierra y de Dios del peligro bloguero que los acechaba. Con “ése” sí. Porque los acecha la muerte.
Y el peligro sos vos, Lucas Carrasco, que munido de una metralleta ibas a hacer tronar el escarmiento a esos colegas desprotegidos. Salvo por la SIP, por los foros patronales de prensa, por los mejores auspiciantes y por sus millones de admiradores. Y, para no ser menos -faltaba más-, desde los bandos legislativos opositores también se solidarizaron con la presunta víctima del inminente magnicidio: Leuco. Y todo por esa Agustina tan bella y casquivana que incendia el corazón de paja de un bloguero rendido y sin esperanzas.
En tanto, todos quienes se enteraban del blog se mataban -cagaban- de risa, y se desternillaban hasta las lágrimas sin comprender cómo un modesto periodista periférico lograba con esa metralleta metafórica tanto amedrentamiento. Cómo es posible que colegas tan corajudos que cada día se enfrentan a un gobierno totalitario y represor lean en tu mensaje de amor hacia Agustina una amenaza a la libertad de prensa. La sátira, la ironía ni el humor negro conjugan con su razonamiento. Es tal su patología antikirchnerista que si, en una rueda de prensa, el perro de Cristina muerde a un periodista van a presentar la denuncia a Robert Cox, a Norma Morandini y a Mirtha Legrand, ésta ya advirtió que tiene miedo de que los mozos de los bares sean espías kirchneristas.
Respecto de Robert Cox hay que decir que va a depender qué día hagan la denuncia. Porque a veces dice que la Argentina corre riesgos de amordazamiento y, al rato, dice que hay mucha libertad y, enseguida, que hay periodistas perseguidos y, al rato, que no es cierto: que la felicidad brota en la Argentina. Es un liberal de pensamiento múltiple. Para mí que Robert Cox no sólo tiene un doble sino un triple. Y es tan simpático.
También lo es Leuco. Les cuento algo y tengo testigos: el juez Baltasar Garzón es uno de ellos, estaba en la cabecera de la mesa. En una comida organizada por la Universidad de Quilmes, en vísperas de las elecciones de 2003, a los postres se jugó a votar entre los pocos periodistas invitados: Leuco votó a Kirchner; Magdalena Ruiz Guiñazú, también.
Lo que es la vida. Es un sueño, una ficción, qué sé yo. Para no ser menos yo voté por Elisa Carrió. Somos imperdonables. Por eso tenemos que ser más modestos. Escuchen esto que dijo Leuco con voz tocada por el laúd de los funerales. No lean, escuchen:
“Lamento tener que dar esta noticia el día de la primavera. Pero es muy grave y no la puedo dejar pasar. Lucas Carrasco, integrante del aparato de comunicación kirchnerista me amenazó de muerte y prometió ir con una metralleta al Canal 26 para matarnos a todos. No lo dijo en un instante de calentura en una discusión callejera. Lo escribió en su blog que tiene 787 seguidores (…) Hago responsable por mi integridad, la de mi familia y la de mis colaboradores al jefe de gabinete Aníbal Fernández. Quien quiera oír que oiga”.
Agustina no debió imaginar este súbito protagonismo mediático. No sé tampoco si le gusta o la abruma. Pero ya ha sido lanzada: al principio gracias a la desbordada libido de un bloguero enamorado; al rato, empujada por la ansiedad de martirologio de un periodista obviamente necesitado de terapia. Ocurrió lo siguiente: el incorregible Lucas Carrasco, periodista y bloguero cerril y no de rebaño, corroído por la pasión y los celos escribió en su blog este mensaje entre desopilante, descalificatorio, críptico y desmesurado:
“Frank escribe en la fiesta de los Negros de Mierda, que hay algo más bajo que ser Alfredo Leuco, y es trabajar para Alfredo Leuco. Me hace reír, es obvio. Hasta que supe, y esto es imperdonable, que Agustina que está en el rincón hablando con un gil, sí que trabaja para Leuco. Ése, un gil. Voy a juntar gente, irme a la puerta de canal 26, hacerle un escrache. Si me la enamorás a Agustina, ay, Dios. Voy a matar a todos. No va a quedar ninguno vivo. Este post servirá de prueba. Voy a entrar con una metralleta a ese programa. Voy a matar a todos. Agustina por Dios, sos la mina más linda del mundo, no podés, ok, te entiendo que no me dés bola, por eso, porque sos la más linda del mundo, en ésa te banco, ahora bien, convengamos; con ese gil, no. No y no. Necesito ayuda. Solidaridad. Ay, Agustina, querida. Si lo ven en la calle, es ese nabo que señala una pantalla gigante, y Leuco lo mira desconcertado, debe ser el hijo del gerente del canal, no sé, no importa, pero Agustinita, dejate de joder. Por Dios. Voy a matarlos a todos, lo juro”. ¡Ay, Lucas Carrasco, qué travesura cometes! Por tu culpa editores de rango del diario Clarín como Kirschbaum y Roa, dedicaron sendas editoriales para acusarte de amenaza “kirchnerista” letal y atacante de la libertad de prensa. Pablo Sirvén no debe ni salir de la casa, aterrado. Como tocados por esa baba de miedo que el asustado Leuco propagó desde su tribuna de doctrina, colegas igualmente notorios e igualmente hegemónicos e igualmente opositores al Gobierno, se pusieron de su lado, advirtiendo a los Tribunales de la Tierra y de Dios del peligro bloguero que los acechaba. Con “ése” sí. Porque los acecha la muerte.
Y el peligro sos vos, Lucas Carrasco, que munido de una metralleta ibas a hacer tronar el escarmiento a esos colegas desprotegidos. Salvo por la SIP, por los foros patronales de prensa, por los mejores auspiciantes y por sus millones de admiradores. Y, para no ser menos -faltaba más-, desde los bandos legislativos opositores también se solidarizaron con la presunta víctima del inminente magnicidio: Leuco. Y todo por esa Agustina tan bella y casquivana que incendia el corazón de paja de un bloguero rendido y sin esperanzas.
En tanto, todos quienes se enteraban del blog se mataban -cagaban- de risa, y se desternillaban hasta las lágrimas sin comprender cómo un modesto periodista periférico lograba con esa metralleta metafórica tanto amedrentamiento. Cómo es posible que colegas tan corajudos que cada día se enfrentan a un gobierno totalitario y represor lean en tu mensaje de amor hacia Agustina una amenaza a la libertad de prensa. La sátira, la ironía ni el humor negro conjugan con su razonamiento. Es tal su patología antikirchnerista que si, en una rueda de prensa, el perro de Cristina muerde a un periodista van a presentar la denuncia a Robert Cox, a Norma Morandini y a Mirtha Legrand, ésta ya advirtió que tiene miedo de que los mozos de los bares sean espías kirchneristas.
Respecto de Robert Cox hay que decir que va a depender qué día hagan la denuncia. Porque a veces dice que la Argentina corre riesgos de amordazamiento y, al rato, dice que hay mucha libertad y, enseguida, que hay periodistas perseguidos y, al rato, que no es cierto: que la felicidad brota en la Argentina. Es un liberal de pensamiento múltiple. Para mí que Robert Cox no sólo tiene un doble sino un triple. Y es tan simpático.
También lo es Leuco. Les cuento algo y tengo testigos: el juez Baltasar Garzón es uno de ellos, estaba en la cabecera de la mesa. En una comida organizada por la Universidad de Quilmes, en vísperas de las elecciones de 2003, a los postres se jugó a votar entre los pocos periodistas invitados: Leuco votó a Kirchner; Magdalena Ruiz Guiñazú, también.
Lo que es la vida. Es un sueño, una ficción, qué sé yo. Para no ser menos yo voté por Elisa Carrió. Somos imperdonables. Por eso tenemos que ser más modestos. Escuchen esto que dijo Leuco con voz tocada por el laúd de los funerales. No lean, escuchen:
“Lamento tener que dar esta noticia el día de la primavera. Pero es muy grave y no la puedo dejar pasar. Lucas Carrasco, integrante del aparato de comunicación kirchnerista me amenazó de muerte y prometió ir con una metralleta al Canal 26 para matarnos a todos. No lo dijo en un instante de calentura en una discusión callejera. Lo escribió en su blog que tiene 787 seguidores (…) Hago responsable por mi integridad, la de mi familia y la de mis colaboradores al jefe de gabinete Aníbal Fernández. Quien quiera oír que oiga”.
Solo falta que Pino Solanas salga gritando “¡Qué escándalo!”. Magdalena Ruiz Guiñazú en dupla fraterna con el inminente mártir cordobés decía atribulada: “A todos nos sorprende además, que una persona como este… así llamado periodista Lucas Carrasco en su blog personal prometa ir con una ametralladora al canal donde vos trabajás, a matarte”. Magdalena, más ponderación. Matar es un verbo que exige evaluar el tono de voz.
Cuando era chico mi madre, cuando me veía llegar todo sucio de jugar a la pelota, me decía: “Te voy a matar”. Y estoy vivo. Ningún vecino la denunció en la comisaría. ¿Y Agustina? Vaya a saberse. La bella más bella va a encontrar su lugar. Pero Lucas Carrasco la perdió definitivamente. No se juega con el amor en un blog. Lucas, lo único que puede redimirte es que cumplas tu promesa"
Cuando era chico mi madre, cuando me veía llegar todo sucio de jugar a la pelota, me decía: “Te voy a matar”. Y estoy vivo. Ningún vecino la denunció en la comisaría. ¿Y Agustina? Vaya a saberse. La bella más bella va a encontrar su lugar. Pero Lucas Carrasco la perdió definitivamente. No se juega con el amor en un blog. Lucas, lo único que puede redimirte es que cumplas tu promesa"
2 comentarios:
Ojo con la última línea del texto de Barone, el lunes, leuco y el coro de vírgenes asustadas lo va a denunciar por incitación al crimen.
No Barone, Lucas informa en su último texto que "esta noche salgo con Agustina" y todo gracias a la manito que le dio "el que borra su biografía" : Leuco (sin deijar de lado las habilidades personales de Lucas, claro...)
OJO: la última frase va a desatar un rorrente de lágrimas aterradas
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