Como tucumano e hincha confeso de "Atlético Tucumán" siempre me importa realmente muy poco la suerte de los equipos grandes porteños. Bah... en realidad disfruto cada vez que Belgrano o San Martín de San Juan, por ejemplo, le ganan a River o Boca. Menos aún me importan los técnicos o jugadores que contratan esos clubes.
Sin embargo, Bianchi siempre me cayó simpático.
Y hoy quiero compartir una anécdota: allá por la década del 90 (año 98 o 99), en uno de esos años que Boca ganaba todo con Bianchi de DT, me tocó alojarme en Buenos Aires en el hotel "Los Dos Chinos" en la zona de Constitución. Me dí con la sorpresa que allí concentraba Boca Juniors. Y cuando bajo a desayunar me doy con Bianchi y su entonces ayudante Ischia en el bar leyendo los diarios (en especial, obvio, los suplementos deportivos). Poco a poco fueron llegando los jugadores y me tocó presenciar como Bianchi utilizaba el desayuno, y los diarios, para motivar a cada jugador aludido. Se acercaba a las mesas y les mostraba lo que opinaban los periodistas deportivos y los desafiaba a demostrarles lo que valían en la cancha.
Por mi parte, estaba decidido a alargar mi desayuno todo lo necesario para continuar en mi rol de espectador privilegiado de ese laburo. Me dí cuenta allí que Bianchi es un gran psicólogo de grupos y un motivador serial.
Tenía allí enfrente a Riquelme, Palermo, Barros Scheloto, el "patrón" Bermúdez, etc., pero sólo me acerqué a saludar a Bianchi: y me presenté como un tucumano hincha de "Atlético Tucumán". El tipo no sólo fue simpático sino que me dijo que conocía al club a través de "Pepe" Solórzano, un tucumano que había integrado con él aquél mítico equipo de Velez campeón de 1968, dirigido por Manuel Giudice:
Recordamos que luego don Giudice se iría a dirigir a Atlético Tucumán y se llevaría a Solórzano (parado el segundo desde la izquierda) como el patrón del fondo. Y en ese equipo "decano" de los sueños jugaría "Dios". Y no me refiero a Maradona. Porque, en realidad, el primer "Dios" del fútbol argentino fue Julio Ricardo Villa, ese tremendo delantero que integraría la selección argentina campeona del 78 y que junto con Ardiles partirían al Tottenham inglés, donde Villa haría uno de los mejores goles que se recuerden en campeonatos ingleses:
Hace unos años el propio Villa contaría en un reportaje al diario As español que donde mejor jugó fue en Tucumán:
"¿Por eso le apodaron Dios?
Eso fue jugando en Tucumán. Uno juega en muchos clubes, pero no en todos realmente bien como me sucedió a mí allí. La gente, en algún momento, me decía Dios por la barba y porque jugaba bien"
En fin... me fui de tema. Carlitos Bianchi se sorprendió cuando le dije que conocía mucho a "Pepe" Solórzano, que era amigo de mi viejo (quien lo había acompañado, incluso, en el partido final del Velez campeón del 68), y allí tuvimos una charla de unos minutos que me demostraron su simplicidad y hombría de bien.
Su regreso es una buena noticia para los que amamos el fútbol.
2 comentarios:
A pesar de ser del San Martín de Tucumán, no puedo negar la clase y calidad de Villa. Puedo decir con todo orgullo que "yo le ví jugar". Por razones fáciles de adivinar no pude verlo en el campo de juego durante el Mundial 78'. Seguramente, hubiese brillado mucho más en la Selección de lo que hizo, de no haber existido un verdadero "montruo" llamado.......Kempes.
Fibrilatus.
España.
Fibrilatus: tal cual. Kempes "opacó" a Villa. Eran delanteros super completos los dos: no sólo altos y de gran fortaleza física sino también de gran disparo fuera del área e inteligentes para jugar en equipo y, sobre todo, habilidosos y rápidos a pesar de sus estaturas. El problema es que fueron de la misma generación.
Luego de ellos, nunca más la selección tuvo delanteros tan completos: ni Batistuta ni Crespo ni Palermo ni Valdano eran habilidosos.
Sabemos que Maradona y Messi están en otra dimensión.
Abrazo.
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