Les dejo dos de las mejores reflexiones que leí hoy sobre el "tema de la semana". Esta de Alfredo Zaiat:
"La conducta de ahorrar en dólares tiene motivos económicos, políticos y  culturales, en una economía bimonetaria que aún arrastra la pesada  mochila de un régimen de convertibilidad de diez años que profundizó sus  rasgos de dolarización. Los motivos del incremento de la formación de  activos externos de residentes locales, comúnmente denominada “fuga de  capitales”, no se explican por “la percepción de un dólar barato”,  comentario preferido de economistas de la city en los últimos días,  anotándose el éxito de que gran parte de los medios lo repitan y  amplifiquen. Otra forma de analizar la destacada propensión a la compra  de dólares por parte de agentes económicos es la existencia de abultados  excedentes de capital, obtenidos por un ciclo de crecimiento  extraordinario que se extiende desde el 2003 a una tasa acumulativa  promedio del 7,6 por ciento anual. O sea, no es que compran más dólares  porque su precio “está barato”, sino porque contabilizan ganancias  crecientes, parte no declarada.
Es lo mismo que sucede con la evolución del mercado automotor, donde se  venden más autos como nunca antes, o el de electrodomésticos que  registra despachos record, o con el mayor flujo de viajes turísticos al  exterior, o con el incremento del consumo de alimentos y bebidas,  indumentaria, o con el aumento del gasto en restaurantes. El proceso  dinámico de adquisición de esos bienes no es interpretado por esos  “economistas perceptivos” por su precio “barato”. Por el contrario,  afirman, en contradicción con sus propios postulados, que “la inflación  no para de subir”. Entonces, la compra de dólares, equiparada al  comportamiento del consumo de bienes y servicios, revela un sustancial  incremento del poder adquisitivo como también de las utilidades de  empresas, más que el atraso en su cotización. Quienes sugieren la  existencia de un “dólar barato” y alientan una fuerte devaluación están  proponiendo, en realidad, disminuir ese margen incremental de compra  acumulado en los últimos años.
 Abandonar hoy la estrategia de un tipo de cambio administrado con  pequeñas variaciones periódicas por otra que incorpore una fuerte  devaluación significaría convocar al estallido del conflicto  sociolaboral debido a la recuperación de la capacidad de organización de  los trabajadores, además de sumar tensión inflacionaria y turbulencias  financieras"
Y esta de Luis Bruschtein:
 "Desde el punto de vista de la economía se ha dicho, por otro lado, que  la situación es controlable, que no hay corrida bancaria. Pero no se  trata en este caso de explicar un proceso económico, sino de visualizar  la forma en que se lo utiliza políticamente. Fomentar una corrida  bancaria que pueda disparar un proceso hiperinflacionario, como sucedió  al final del gobierno de Raúl Alfonsín, no solamente perjudicaría al  Gobierno, sino que hundiría en el drama a millones de hogares de todos  los sectores sociales, pero fundamentalmente a los más humildes.  Alfonsín debió adelantar su salida del gobierno por la híper y, por si  las moscas, el presidente que lo sucedió, Carlos Menem, se puso al  servicio de los factores de poder económico sacrificando la tradición y  la historia de un movimiento político como el peronismo. Eso se llama  golpe de mercado para el disciplinamiento de la sociedad.
 Las corridas bancarias se generan por una psicosis, por el pánico  inducido y generalizado. Ese pánico no se expande de boca en boca, sino  que lo hace a través de los medios, que son la única vía posible. Si día  tras día se emite información, no una sino varias relacionadas, que  induce a la población a temer por sus ahorros, y si se machaca sobre la  inminencia de devaluaciones potenciales, se está tratando de inducir el  pánico"


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