martes, 14 de octubre de 2008

PARACAÍDAS DE ORO


EUFORIA:
No podía ser de otra manera. Después de recibir el más gigantesco subsidio (sí subsidio) financiero que registre la historia de la humanidad (4,5 billones de dólares) proveniente de gobiernos y Bancos Centrales de E.E.U.U., Europa y Japón, el mercado reaccionó con "euforia".

Ya sabemos (o intuimos) adonde irá ese impresionante monto de dinero. Pero, vale la pena preguntarse: ¿dónde podría haber ido? El blog Mundo Perverso señala: “El salvataje (tan sólo de E.E.U.U.) de u$700,000,000 a los buitres que aprobaron de un día para el otro, representa el equivalente al monto que se necesita para paliar el hambre en el mundo por casi 50 años. Se ven las prioridades, ¿no? El hambre y miseria mundial no tienen perspectivas de revertirse. Las sociedades, adormecidas y aturdidas de tanta distracción masiva, no exigen a sus gobiernos el tratamiento urgente de esta situación global, sólo se horrorizan frente al televisor ante los impulsos que las corporaciones a través de sus medios masivos emanan. Ellos fijan la agenda. Y en la agenda no figura otra cosa que el lucro

LOS RESCATADOS:
Culpables, millonarios e impunes:

Señala Ramón Muñoz en el diario El País:
El capitalismo moderno emula el sistema de castas. Sus brahmanes son los directivos y consejeros de las grandes corporaciones. Gozan de privilegios y prebendas por doquier: sueldos estratosféricos, planes de incentivos, vacaciones, jet privados y club de campo a costa de la empresa... Y no tienen casi ninguna responsabilidad. Si las acciones suben, ellos son los que más ganan gracias a los programas de opciones sobre acciones que premian la revalorización bursátil. Si la cotización se derrumba o incluso si las firmas quiebran y los accionistas pierden todo lo invertido, ellos también ganan. En caso de despido, cuentan con cláusulas que les aseguran indemnizaciones multimillonarias, conocidas como paracaídas de oro (golden parachute), de las que no disfrutan los trabajadores, los parias de este orden económico.


El derrumbe del sistema financiero internacional ha sacado a la luz estas colosales prerrogativas de los directivos cuya gestión ha abocado a la desaparición a firmas históricas como Lehman Brothers o Merrill Lynch. Sus arruinados accionistas y ahorradores o los trabajadores despedidos se preguntan por qué en lugar de ser reclamados por los juzgados, los ejecutivos han salido sin hacer ruido por la puerta de atrás y con las carteras llenas: sólo las cinco mayores firmas financieras de Wall Street -Merrill Lynch, JP Morgan, Lehman Brothers, Bear Stearns y Citigroup- pagaron más de tres mil millones de dólares en los últimos cinco años a sus máximos ejecutivos, justo en el periodo en el que éstos se dedicaron a inflar las cuentas, empaquetando en fondos y otros activos opacos, préstamos incobrables que han derivado en la mayor crisis financiera de la historia.
El código marinero tampoco va con los CEO (chief excutive officer, siglas en inglés de consejero delegado). Si el barco se hunde, son los primeros en coger el salvavidas, un salvavidas de oro.
Pese a ser reverenciados por diarios financieros como The Financial Times o The Wall Street Journal como prototipo de eficiencia y seriedad, su comportamiento caprichoso se asemeja más bien al de los divos del pop o los artistas de Hollywood. James Cayne, el máximo responsable de Bear Stearns, se marchó a un torneo de bridge mientras colapsaban dos fondos de inversión que provocaron finalmente la desaparición de la quinta entidad financiera de Estados Unidos. ¡Ni siquiera encendía el móvil!
Angelo Mozilo, responsable de la quiebra del banco hipotecario Countrywide, consideraba una inexplicable afrenta personal que el consejo de administración le pidiera explicaciones acerca de los viajes de su esposa en el jet privado de la compañía, que le pagó 360 millones de dólares en los últimos cinco años.


Los gobiernos piden sacrificios a ahorradores, accionistas y trabajadores para salir al rescate de bancos y aseguradoras a costa de miles de millones de las arcas públicas. Y los culpables de este saqueo no sólo no son reclamados por la justicia, sino generosamente recompensados. Es como si a los asaltantes del tren de Glasgow les estuviera esperando el jefe de Scotland Yard en la estación de Londres para colgarles una medalla. Su botín fue de 60 millones de euros (al cambio actual) y se le llamó el robo del siglo. ¿Cómo llamaremos a las hazañas de los villanos de Wall Street?”

No estaría mal que a éstos ladrones, por la “euforia”, les terminara pasando esto:



LOS RESCATADORES:
El actual secretario del Tesoro de E.E.U.U., Henry Paulson –un buitre con treinta años de actividad en Wall Street– tiene buenas razones para actuar flemáticamente (y compartir la “euforia”): en sus siete años al frente de Goldman Sachs ganó 117 millones de dólares.
Si hay crisis será para otros, no para él: para los asalariados de Estados Unidos, que durante la era de Bush vieron disminuir sus ingresos en unos 2000 dólares, y para los pueblos del mundo subdesarrollado, por la vía de la caída del valor de sus exportaciones y la desvalorización de su fuerza de trabajo.
Lo nuevo es que como muestra esta “publicidad”, ahora se suman a la cadena de perjudicados este perfil de “ejecutivos de las finanzas”:


Video tomado del blog Ramble Tamble

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sabes donde va a parar la plata!!!esa inversión que no tiene registro en la historia de la humanidad:

1) A lo más ricos.
2)A los recontra más ricos.
3) A los recontramil-rericos.

No hay que ser muy economista para darse cuenta, ayer fui al Vea y dos obreros de la construcción tenian muy claro donde iba la inyección de capital. Muy bueno el articulo. horadelospueblos.

Anónimo dijo...

Esta bueno el blog, si bien no comulgo con la idea exesiva de cortar y pegar en los blogs, me gusto los articulos...son bastantes actuales.

Ester Lina dijo...

Muy bueno este blog!!! Me gustó leer este tema, porque así planteado se entiende el panorama de manera más abarcativa...
Te invito a visitar mi blog...
Saludos.