miércoles, 7 de marzo de 2012

LA BASE ESTÁ


Bienvenidos al nuevo paradigma que enfrenta la gestión de gobierno: la conflictividad generada por la distribución del ingreso entre los sectores medios.
Veamos: fruto de la mejora en la situación general del país, conseguida merced a la adopción de políticas virtuosas que todos conocen (incipiente reindustrialización, revitalización del mercado interno, asignación por hijo, progresiva recuperación del poder adquisitivo de los salarios, etc.), se abandonó definitivamente la etapa de la exclusión social de gran parte de nuestros compatriotas.
Paradójicamente, durante las etapas en que el neoliberalismo propició excluidos del sistema y destrucción de empleos, les resultó más sencillo (lo sabían perfectamente los tecnócratas) el disciplinamiento social: el trabajador no lucha en ese contexto por mejorar sus salarios sino por conservar su empleo. Su prioridad es no transformarse en excluido.
Cuando el trabajador (aun los que eventualmente estuvieran bien pagos) perciben que sus empleos no corren riesgos o ven que el trabajador de al lado o del frente consigue mejores acuerdos (ergo: su cuñada, sobrino o amigo ganan más que él), no hay manera de evitar que quiera aumentos. Está en la naturaleza humana.
Es una lógica de hierro. Siempre fue así. Aunque el gobierno perciba como injusto que le hagan huelgas a quienes recuperaron el trabajo, el poder adquisitivo del salario o, por ejemplo, otorgaron el mejor presupuesto educativo de la historia.
No se logrará “sensibilizarlos”. Sería un error intentar solamente eso. La dinámica de la política exige estar atentos y saber asumir cuando la gente pasó de pantalla. No sirve de nada centrarnos ahora en el slogan “Clarin Miente”, por la sencilla razón de que la mayoría de la población (al menos un 54 %) ya lo sabe y quiere ir por más.
Y a no confundirnos, este desafío es muy distinto a los anteriores: no estamos acá ante un conflicto por la distribución de la renta con sectores privilegiados (como fue el de la 125 contra las patronales rurales) o solamente combatiendo contra monopolios mediáticos. Esos partidos pudieron ganarse con mística, militancia, creatividad y poniendo lo que había que poner. Los terminamos pasando por encima “con la camiseta”.
El campeonato que empieza ahora, en cambio, es largo, difícil y exige una estrategia distinta, mucho más sofisticada: se requiere un equipo bien compensado en todas sus líneas, que maneje a la perfección lo que bien definió Cristina como “la sintonía fina”. Se trata de ganar partido a partido e incluso un empate de visitante no viene nada mal.
Equipo hay. Tenemos una Gran D.T. y una hinchada con aguante.
La base está. ¿Qué les parece está estrategia del bambino?:

3 comentarios:

pancho dijo...

VAMOS POR MAS COMPAÑERO!! HOY CRISTINA LO EMPOMO A MAURIZIO Y POR LO QUE SE VE NO LE VA A QUEDAR OTRA QUE LABURAR, AGUANTE CRISTINA ,KIRCHNERISMO PARA SIEMPRE !

Diego José Chein dijo...

De acuerdo. Pero no todo ha cambiado tanto. Resisten en muchos aspectos de los reclamos civiles más justos residuos de una concepción de la lucha que es antipolítica. Eso hay que buscar transformarlo, interpelarlos desde otro lugar, como vos sugerís.
Otra cosa, hay condiciones para un verdadero debate sobre el federalismo, que entre tanta cosas atravieza cuestiones como la minería o los transportes en el sentido más amplio. No deberíamos permitir que sea sólo un debate entre porteños.
Un abrazo

Aldo Ulises Jarma dijo...

Diego José Chein: totalmente de acuerdo.
Abrazo