Hace unos días, Daniel Plotkyn escribió por acá, y luego las reproduzco el diario La República de España, a estas instrucciones:
"Si usted es miembro de esa clase incomprendida de los intelectuales latinoamericanos y desea exponer sus ideas en ese baluarte del progresismo peninsular que es El País, siga estas instrucciones para que su articulo resulte todo un éxito.
1. Todo su análisis debe basarse en los conceptos de caudillismo y populismo. En última instancia, esos conceptos explican la historia de Latinoamérica desde el siglo XIX, sin tener que entrar en complejidades históricas, que aburren a su lector. La historia de nuestros países no ha cambiado desde la época de la independencia.
2. Mencione la pobreza y el hambre, producto del caudillismo y el populismo. Es bueno mostrar un poco de la sensibilidad del pensador comprometido con la realidad social. Pero aclare que la pobreza y el hambre son culpa exclusiva de nuestros pueblos, evitando usar palabras tan desagradables como “colonialismo”, “imperialismo” o “saqueo de recursos naturales”. Menos aún tenga el mal gusto de referirse a la esclavitud o la explotación de comunidades indígenas.
3. No se olvide de hablar de corrupción. Y de aclarar que la corrupción en nuestros países es producto del hambre y la pobreza, que son producto del caudillismo y el populismo. Tenga la delicadeza de no mencionar que son las compañías multinacionales (incluyendo las españolas) las que pagan suculentos sobornos para obtener beneficios impensables en sus países de origen. Explíqueles a sus lectores que la corrupción es siempre culpa de la clase política latinoamericana.
4. Insista con que las instituciones no funcionan, producto de la corrupción que es producto del hambre y la pobreza, que son producto del caudillismo y el populismo. Las instituciones latinoamericanas están en constante crisis y nuestros países tienen democracias limitadas. Use anécdotas insignificantes desde el punto de vista estadístico pero que resuenen en la mente de su lector. Por ejemplo, cuénteles lo difícil que es obtener algún certificado en un ministerio cualquiera. O qué fácil es sobornar a un agente de aduana. Aunque usted no haya hecho jamás ninguna de las dos cosas.
5. Recuérdele a sus lectores que los gobernantes latinoamericanos sólo buscan perpetuarse en el poder – lo que demuestra el caudillismo y el populismo que genera corrupción e instituciones fallidas. No importa si en España el jefe de estado es un monarca hereditario que gobierna desde hace treinta y siete años y fue nombrado por un dictador que gobernó el país por casi cuarenta años. Ni siquiera mencione que Felipe González gobernó por catorce años con cinco mandatos sucesivos. Eso es muy distinto a un presidente latinoamericano que pretende tener tres mandatos por doce años. En este último caso, estamos frente a un claro intento de perpetuarse en el poder. En España no, porque las instituciones funcionan.
6. No se olvide de condimentar todo esto con alguna referencia a una ponencia suya en algún foro internacional, fuera de los países latinoamericanos llenos de caudillismo y populismo. La presentación de un paper en una universidad norteamericana basta para demostrar que usted es diferente al resto de los pensadores latinoamericanos que sólo escriben en medios locales. Alternativamente, puede mencionar alguna charla de café que tuvo hace cinco años con un escritor español de moda. Si algún libro suyo fue publicado por Alfaguara o Crítica, aclárelo como al pasar en el primer párrafo. Su éxito estará garantizado.
7. Use alguna cita de un latinoamericano de lustre, como Borges, Cortázar o García Márquez. Roberto Bolaño también sirve.
8. Recuerde que Brasil no existe. Salvo para elogiar las políticas “de izquierda inteligente” de Lula.
9. Fidel Castro es malo, malísimo. Aunque, claro, diga que la Revolución Cubana tuvo algunos éxitos menores en el campo de la salud y la educación.
10. Chávez también es malo, malísimo. Y sin éxitos menores.
11. Los gobiernos progresistas latinoamericanos quieren destruir a la prensa independiente, como consecuencia de su genética caudillista y populista. No como la izquierda inteligente de Alan García o el centro moderado de Piñera o Santos.
12. La prensa privada latinoamericana siempre es independiente. Los monopolios u oligopolios mediáticos no existen.
13. América Latina todavía está en transición democrática, a consecuencia del caudillismo y el populismo que todavía imperan. España ya la ha superado, por la madurez de la sociedad española y la inteligencia de su clase dirigente.
14. Para finalizar, aclare que esta situación le genera angustia y desazón, y que su refugio está en el pensamiento crítico de algunos intelectuales como usted que no han sido comprados por el poder corrupto o las ideologías acabadas imperantes en nuestros países.
Siguiendo estos consejos, su artículo será leído con interés por los lectores de El País. Usted logrará confirmarles lo que ya piensan pero no pueden decir abiertamente porque iría en contra de que creen son sus convicciones de izquierda. También obtendrá una suculenta remuneración en euros que no depositarla en su país, ya que en cualquier momento se la podrán robar los gobiernos corruptos, producto del hambre y la pobreza, producto del caudillismo y el populismo"
4 comentarios:
Me parece que se puede usar tambien para escribir una nota en La Nazion.
Como buen lector de "El País" sólo puedo concluir que son recomendaciones E-X-C-E-L-E-N-T-E-S para ser considerado un buen columnista para ese rotativo.
Fibrilatus.
España.
Impecable explicación. Comienzo a redactar un artículo sobre el gobierno populista de Cristina Kirchner a ver si así me gano unos Euros...
Excelente instructivo. Lo voy a seguir al pie de la tetra escribiendo un artículo sobre el populismo de Cristina Kirchner a ver si así me gano unos Euros... Ja!!
Esa visión que tan claramente expresa en las instrucciones, no es más que una estrategia para captar un target de lectores, pero que de ningún modo configura una propuesta de política alternativa a lo que mal denominan pupulismo. Afortunadamente ese vacío de propuestas es lo que dejó en la lona a los partidos de oposición en la Argentina.
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