jueves, 1 de enero de 2009

NO JODAN CON MONTESQUIEU


HACIENDO HISTORIA:

Charles-Louis de Secondant, barón de La Brede y Montesquieu, tenía 41 años, en 1730, cuando el British Journal de Londres -16 de octubre de 1730- anunció que el erudito francés, contrariando todas las advertencias de su monarca, había ingresado, el día 12, en la logia masónica de la Horn Tavern de Westminster. Su gran maestro era el duque de Norfolk. Ese día fue recibido en esa logia el conde de Sade, que sería el padre del marqués de Sade y éste, por tanto, del sadismo.

Cuatro años después, en 1734 (7 de septiembre, según el Saint-James Evening Post) Montesquieu estuvo presente en la logia Louis d´Argent que presidía el duque de Richmond. La aristocracia había roto con el pasado, es decir, desde 1688, con la monarquía absoluta y su sistema de creencias. En esa logia vino a conocer, Montesquieu, a otro personaje de enorme atractivo intelectual: el doctor Desaguliers, sacerdote protestante. Tenía éste una estrecha relación con el presidente de la Royal Society, es decir, con Isaac Newton, que era, en aquellos días, la cabeza científica de Inglaterra y de Europa.

En 1748 publica en Ginebra su libro cumbre: "Del Espíritu de las Leyes" en la que se define el poder a la vez como función y como órgano. En la obra se describe la división de los Poderes del Estado en el poder legislativo, el ejecutivo y el judicial.

Los principios ilustrados de Montesquieu fueron adoptados por las corrientes del liberalismo político. Conjuntamente con el respeto a los derechos fundamentales de las personas, la división o separación de poderes se convierte en elemento fundamental de lo que se dio en llamar Estado Liberal.

Fue esta fusión histórica del sistema parlamentario inglés y la Revolución Industrial que, con su implacable lógica, creó el mundo moderno. Sus horrores tuvieron, en Londres, a su crítico: un inmigrante alemán, sin pasaporte, y al frente de un proyecto revolucionario propio, que se llamó Karl Marx.

NADIE VIO MATRIX:

El economista y periodista argentino WALTER GRAZIANO, en su muy interesante libro “Nadie vio Matrix” (2007), realiza el siguiente análisis:

“Cuando se habla de los “tres poderes” se suele pensar generalmente en el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Craso error. Ésos no son los tres poderes reales que ejercen un dominio cada vez más efectivo y abrumador sobre nosotros.

Vale la pena aclarar que la definición de esos tres poderes corresponde a Montesquieu, quien postuló un poder político para cada país dividido en ejecutivo, legislativo y judicial.

La doctrina de Montesquieu se hizo mundialmente conocida gracias a un factor preponderante: Montesquieu, nacido en Francia, vivió varios años en Inglaterra, donde fuera un “niño mimado” de la Royal Society _ donde se proyectaban y planeaban acontecimientos que iban a tener repercusiones en todo el mundo, pero siempre cuidando los intereses de la aristocracia y la burguesía británica _.

¿Por qué el interés de Inglaterra y de las sociedades secretas en las teorías de Montesquieu? Muy sencillo: la división del poder político en ejecutivo, legislativo y judicial era funcional a Inglaterra, dado que ese país deseaba extender su imperio y para ello necesitaba debilitar las monarquías absolutistas existentes en Europa, sobre todo la francesa, que podían obstaculizar el dominio mundial comercial y financiero de los ingleses.

Hoy, en la actualidad, la teoría de la división del poder político de Montesquieu también es funcional a los intereses del gran imperio anglo-norteamericano, dado que la fragmentación del poder político sirve para que el mismo sea débil frente a los intereses de las grandes corporaciones que con sus cuantiosos fondos pueden financiar candidatos, convertir abogados en jueces, presionar a los legisladores para que aprueben determinadas leyes, etc., etc. Quizás es por eso que aún hoy en día en una gran cantidad de escuelas, colegios y universidades se lo señala como uno de los “próceres” de la “democracia repúblicana” olvidando que siendo francés defendía los intereses ingleses, que era miembro conspicuo de una sociedad secreta, que sus teorías causaron innumerables y sangrientas guerras y revoluciones en todo el mundo, y que tras las mismas se esconden los intereses de las corporaciones.

El triángulo del poder real no ajusta sus tres vértices precisamente en los tres poderes de Montesquieu, sino por otro lado. Los tres vértices del triángulo del poder del imperio anglo-norteamericano son: el poder económico, el poder político y los medios de comunicación de los Estados Unidos y el Reino Unido… El poder económico –claramente predominante- surte de fondos tanto al poder político (financia el costo de las campañas electorales, el modo de vida de los políticos, y muchas veces también sus negocios, legales o no) y también financia a los medios de comunicación (avisos, propaganda, solicitadas, premios, dinero “arriba” y “abajo” de la mesa, y hasta coloca a alguno de los periodistas).

El poder político brinda cobertura a los designios del económico mediante decretos, leyes, sentencias judiciales y todo tipo de decisiones visibles (como guerras) e invisibles (como la generación del “terrorismo” y también la propia “lucha” contra él). A su vez da a los medios de comunicación información, desinformación, cargos y puestos dentro de la estructura del gobierno, y hasta sostiene agentes de inteligencia travestidos muchas veces de periodistas.

Finalmente, los medios de comunicación brindan cobertura al poder económico, haciendo conocer la información que las megacorporaciones desean que se conozca, y escondiendo en lo posible la que éstas consideran inconveniente y digna de ser ocultada, y le dan cobertura y legitimidad al sistema político apoyando al gobierno de turno, o la oposición según sus intereses…”

LOS REPUBLICANISTAS ARGENTINOS:

Bastante clarito lo de Graziano ¿no? Sin embargo, hay algo que si bien subyace en sus afirmaciones, omite decir expresamente: Montesquieu creó su teoría en 1748. El mundo, 260 años después, está lejos de ser el mismo y la configuración de poderes es muy, pero muy distinta: en 1748 no existían las megacorporaciones multinacionales ni los medios de comunicación internacionales, por nombrar tan sólo dos actores centrales de poder actuales.

Es decir: Montesquieu no tiene la culpa que muchos políticos, pensadores y periodistas, incluso muchos bien intencionados, sigan hoy defendiendo sus ideas y rasgándose las vestiduras por una teoría que elaborara hace 260 años, cuando hoy existe un PODER REAL totalmente reconfigurado al que viera Montesquieu en el Londres de la naciente revolución industrial.

Decía con gran acierto Montesquieu: "Todo hombre que tiene poder tiene la tendencia a abusar de él y lo hace hasta que encuentra límites. Para que no se abuse del poder es indispensable que exista un poder que detenga al poder". Pensaba en la separación de poderes donde el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, autónomos, no fueran antitéticos, sino colaborantes y responsables de sus propios límites.

El problema es que ese mundo ya no existe: hace rato que los medios de comunicación dejaron de ser “el cuarto poder” para tener un papel central en el triángulo de poder REAL, todo claramente dominado por el poder económico.

En el contexto actual, hablar de “equilibrio de poderes” limitándonos al ejecutivo, legislativo y judicial suena como un ladrido a la luna, cuando no patético o malintencionado.

Como ya lo señalara aquí, los “institucionalistas y republicanistas” terminan haciéndole siempre el juego al poder económico. ¿O acaso es casual que sus más conspicuos representantes y columnistas periodísticos defendieran con ahínco a la última rebelión campestre de los patrones rurales o se opusieran a la estatización de la jubilación privada? Nada es casual: un poder económico fuerte requiere, necesariamente, un poder político débil y antipopular. Ese es el verdadero “equilibrio de poderes” que les interesa.

Como decía George Orwell en 1984: “En una época de engaño universal, decir la verdad es revolucionario”

Disculpen las molestias…



2 comentarios:

Anónimo dijo...

La democracia liberal no existe compañero, el Rey es el capital y la teoría es aggiornar el sistema. Montesquieu era de "ellos".

Perdoname si te incomoda el "ellos"; ahi pone el sujeto historico, el grupo social, que tu saber y tu sentir crea mas conveniente.

Feliz año nuevo, en este año, si el Peronismo sigue sin purgarse sera el fin de la historia para todo el simbolismo ideologico que lo fundo; ay! de la revolucion! que la perderemos para siempre!

Anónimo dijo...

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