martes, 13 de mayo de 2008

PATOLOGÍA SOCIAL


Un amigo de este blog me mandó esta nota que, por esas cosas de la historia, tiene ahora quizás más actualidad que cuando fue escrita (noviembre de 2007). Veamos:

Mi tarea para el domingo a la tarde fue bastante simple. Para un paquete televisivo sobre la elección en Argentina tenía que ir a la calle y entrevistar a los votantes saliendo, con tres cosas adicionales haciendo el trabajo un poco más difícil: tenía cuatro horas para llegar al satélite o tres para el FTP (Internet), a tiempo para ABC’s World News Tonight-Weekend, tenía que buscar gente pro y contra Cristina Kirchner para dar los dos lados y, por estas limitaciones de tiempo (sin un minuto para traducir) y por los gustos de los televidentes en EE.UU. (como dice mi jefe, “pensá en las viejitas de Iowa”), tuve que hacer las entrevistas en inglés. Después de hablar con más o menos ochenta personas en la zona de Barrio Norte, me di cuenta de que no había ningún angloparlante que hubiera votado por Cristina. Peor todavía, la gente respondió con tanta vehemencia, tanta rabia en contra del Gobierno que fue sorprendente y a la vez sentí que estaba rodeado de psicóticos. Escuché respuestas con mucha bronca contra los Kirchner y gente puteando al gobierno K, algunos llegando a decir que es el peor gobierno de la historia, que nunca robaron tanto, que estamos mal, etcétera. No pude menos que acordarme de otros momentos en que hice notas con la gente en Barrio Norte, también buscando angloparlantes, pero en un ambiente totalmente diferente. Me acordé de la entrevista en 2002 con un señor que tenía un piso muy lujoso por Las Heras y no tenía plata para pagar la factura de luz. El hablaba inglés a la perfección. El departamento estaba oscuro, con velas y las luces de la cámara alimentadas con pilas permitiendo la filmación. Me acordé también de ir con esa cámara a filmar a las señoras de Recoleta vendiendo sus pieles y otras posesiones en un centro de trueque en la calle Junín. ¡Qué bien hablaban inglés esas viejas! Me acordé de la noche del 19 de diciembre de 2001 siguiendo la multitud en Barrio Norte que salió a la poca comodidad de la calle, de la protesta, motorizada y enfurecida por el discurso casi incomprensible en cadena nacional del entonces presidente De la Rúa. Caminaron a Plaza de Mayo, pero primero pasaron por el edificio del entonces ministro de Economía Domingo Cavallo para pedir la cabeza de la misma persona que seis meses antes era el salvador del país. Por lo menos para esa gente que, por supuesto, hablaba inglés y hoy putea contra los K porque no matan a los piqueteros que bloquean sus calles. Me acordé de filmar las multitudes rompiendo vidrios en los bancos, en protesta contra el congelamiento de depósitos, impuesto por el mismo gobierno que ellos habían votado en masa sólo dos años antes. Muchos de aquellos vándalos hablaban perfectamente inglés y son hoy los mismos que putean contra los K por falta de políticas contra los criminales. Quizá me estoy poniendo viejo, pero estas memorias son de hace apenas cinco o seis años. No estuve aquí durante el proceso, pero uno tiene que pensar, ¿son las mismas personas que pidieron el golpe militar en 1976? Ahora tengo que decir que si yo pudiera votar aquí, el domingo mi voto probablemente habría sido para Cristina. Simplemente, creo que merecen un premio por cuatro años de una muy buena administración de la economía, que ha crecido como nunca con poco o nada de ayuda de afuera para apoyar este boom. Para los que hablan de los precios internacionales muy altos de granos, carnes, etc., hubo otros momentos propicios en la historia argentina que no fueron tan aprovechados. Es mi opinión. Ahora, este gobierno está lejos de ser perfecto y creo que hay mucho de racional en no haber votado a Cristina. Hay otros candidatos que ofrecen proyectos interesantes y distintos que uno puede argumentar que podrían mejorar lo hecho durante los últimos años. Lo que me cuesta creer es la vehemencia, la rabia contra los Kirchner. Entre la gente que entrevisté el domingo pasado había varios que dijeron “Es el peor gobierno de la historia” y, refiriéndose a la segura elección de Cristina,“¡no va a durar dos años!” Si fuera por la gente de Barrio Norte y Recoleta, Argentina entraría al Guinness: el país que tendría un golpe militar en medio del mayor crecimiento y éxito de su historia. Hay cierta culpa del Gobierno por lo que se ve en esos barrios. La soberbia sin freno de este Gobierno, la campaña inexistente de Cristina, la poca habilidad y agilidad para explicar políticas de una presidencia con quizás el peor manejo de comunicaciones que he visto. Todo esto contribuyó a un clima adverso en centros urbanos del país. En lugar de puteadas, los Fernández y Cía. harían bien en mirarse al espejo y tratar de cambiar equivocaciones en políticas comunicacionales y actitudes en general. Pero, ¿de dónde viene esta bronca? ¿Es gorilismo? Dudo, después de todo Kirchner ha hecho más que cualquier peronista por modernizar el partido, deshaciéndose de muchos de los dinosaurios del pasado. ¿Puede ser que el milagro económico no les ha tocado? Falso, son los que más se beneficiaron en los últimos tiempos. Pienso que este comportamiento irracional es una patología de cierto sector (por suerte pequeño) de la sociedad argentina que no va a cambiar sino alterar su manera a instancia de expresarlo. Me acuerdo de cuando llegué la primera vez a la Argentina, hace un cuarto de siglo. En uno de mis primeros días aquí, una mañana primaveral bellísima, tomé un taxi de Barrio Norte al Centro con una amiga medio cheta. Al entrar al taxi ella comentó, “¡qué frío!” Quince minutos más tarde, bajó la ventana y dijo: “¡Este calor me mata!”

Escrita por Joe Goldman: un periodista nacido en el Bronx, Nueva York; corresponsal de ABC en el Cono Sur.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No hay nada más triste que ver un periodista que no puede separar las noticias de sus opiniones.
Además dice cosas bastante divertidas.
Primero, menciona que toda la gente que entrevistó y que hablaba inglés estaba en contra de CFK. Para el, parece, solo habla inglés la gente de barrio norte. Eso o el muchacho solo intentó hacer la nota en ese barrio.
Segundo, y un error bastante común aunque no por ello menos lamentable, es confundir a la gente que no le gusta este gobierno con golpistas o adoradores de Videla. No me gusta este gobierno y pese a ello, no quiero un golpe. De hecho, desde que tengo uso de la razón hasta ahora (allá por 1989), no me gustó ninguno.
Tercero, el "milagro argentino" se debe a los argentinos (ayudados por condiciones internacionales no vistas en 70 años), y no es patrimonio de ningún gobierno.
Eso sin dejar de reconocer los méritos de este gobierno y de los dos anteriores (Duhalde y NK), que supieron tomar una serie de medidas duras pero necesarias.
En definitiva otro periodista más que no hace honor a su profesión.

Aldo Ulises Jarma dijo...

Gracias Francisco por la opinión. A ver, empiezo por la coincidencia: es cierto que muchas veces se incurre en una generalización antojadiza: todos los opositores son golpistas. Y es que la mayoría de las veces las generalizaciones son equivocadas. Pero también es cierto que algunos golpistas (sobre todo entre cacerolos de Barrio Norte porteño) andan dando vueltas.
En lo que no coincido es en tu visión de objetividad absoluta que debe tener un periodista y en su rol de mero transmisor de noticias (que no está mal tampoco).
La experiencia me indica que NINGÚN periodista es absolutamente objetivo, y creo que está bien que así sea. Los seres humanos somos subjetivos por naturaleza y me gusta que los periodistas vayan de frente y den su opinión. Por lo general, los que la caretean de "objetivos e imparciales" son los peores.
Te pongo dos ejemplos fresquitos: en sus columnas de hoy los periodistas "estrellas" de Clarín, Van Der Kooy: http://www.clarin.com/diario/2008/05/14/elpais/p-01301.htm
y Morales Solá: http://www.lanacion.com.ar/politica/nota.asp?nota_id=1012317
emiten claramente una opinión contraria al gobierno. ¿Está mal? Para nada, siguen siendo periodistas a respetar.
Ahora bien, ¿por qué si un periodista (Goldman en este caso) emite una opinión favorable al gobierno decimos que "NO HACE HONOR A SU PROFESIÓN"?
Me parece, por lo menos, francamente desmesurado.
En fin... es una linda discusión la del rol de los periodistas y da para que alguna vez tomemos un café.
Lo que sí me preocupa Francisco es el papel de las empresas periodístas y el rol que le exigen que jueguen a los periodistas para defender sus negocios. El periodista que entra en ese juego sí que me parece que no hace honor a su profesión...
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Mantengo que este periodista no hizo un análisis correcto de la situación y me parece que se equivoca en pensar que hay golpistas en Argentina o, que de haberlos, estos tienen algún poder como para realizar sus sueños.
Con el resto coincido plenamente. Los medios son el cuarto poder pero, a diferencia de los otros tres, tienen pocos deberes u obligaciones fuera del consabido "decir la verdad".
Nos hace falta un debate sobre los medios, nos hace falta desde el retorno de la democracia.