
Todos sabemos lo que está ocurriendo en Honduras y cómo podría derivar la situación en una guerra civil.
En este nuevo contexto latinoamericano que asoma, me parece interesante relatarles esta historia poco conocida entre nosotros: conocemos a grandes rasgos los hechos, pero no los personajes y sus ramificaciones.
Me refiero concretamente al complot secesionista que soportara hasta hace muy poco Bolivia. Allí se designó oportunamente al frente de “La embajada” a Philip Goldberg, un especialista norteamericano en secesiones que estuvo antes destinado nada menos que en Kosovo. Este siniestro personaje no cuidó ni las formas en Bolivia: directamente se instaló en Santa Cruz a apoyar las conspiraciones contra el gobierno popular de Evo.
El líder del grupo terrorista mercenario que buscaba dividir al país era el húngaro – croata – boliviano Eduardo Rózsa Flores, casualmente también había peleado en la guerra de Los Balcanes, y su vida se parece mucho a una montaña rusa: de padre húngaro y madre boliviana, Eduardo Rózsa nació en Santa Cruz en 1960. El entonces muchacho creció en un hogar de grandes contradicciones, que se reflejarían a lo largo de su vida: "Mi madre y su familia, católicos; mi padre, marxista y ateo recalcitrante. Ya se pueden imaginar los 'carnavales' familiares", relató Rózsa al diario El Deber de Santa Cruz en una entrevista concedida en el año 2005.
Y efectivamente, su vida transitó por las antípodas de la política y la religión: Se dejó seducir por los ideales de Ernesto Che Guevara, para después decepcionarse del "socialismo real". Encontró la paz en el Opus Dei y defendió la obra de Escribá de Balaguer. Allá por 1995, este hombre de origen judío se convirtió al Islam y llegó a ser vicepresidente de la comunidad islámica en Hungría.
El 16 de abril de este año Rozsa Flores y su grupo de mercenarios fueron descubiertos y abatidos por policías bolivianos en el Hotel Las Américas de Santa Cruz de
Hace unos días comenzó a aclararse un poco más la figura de este enigmático personaje y cómo operan estos mercenarios.
La tarea corrió por cuenta del periodista español Julio César Alonso quien conoció al dedillo la vida del húngaro-croata-boliviano Eduardo Rózsa Flores, y sus vínculos internacionales. Alonso se especializó en corresponsalía de guerra. Viajó para informar sobre la revolución de Nicaragua, Afganistán, Mozambique, Angola, Sudán, Líbano, Uganda, Ruanda, Burundi, Croacia, Kosovo, Congo y otros.
Al llegar a Bolivia hace unos 15 días, Alonso otorgó varias entrevistas, pero esta no tiene desperdicio: es casi obligatoria si uno quiere entender cómo funcionan, piensan y se financian los grupos mercenarios de extrema derecha que operan en el mundo. Se las dejo completita. Vale la pena.