Sería una tremenda irresponsabilidad de mi parte pronunciarme desde Tucumán acerca de si la muerte del fiscal Nisman fue un suicidio, un suicidio inducido o un asesinato practicado por terceros. Además, si hay algo que sobran en éstos momentos son irresponsables opinando.
Ello no impide, sin embargo, tener algunas certezas:
1) La denuncia del fallecido fiscal Nisman contra la Presidenta Cristina Kirchner y el Canciller Timerman es una enorme berretada jurídica descripta muy bien acá. Así:
- Los principales elementos de pruebas son escuchas a espías de la SIDE supuestamente cercanos al gobierno que luego se demuestra que ni siquiera son de la SIDE e incluso habían sido denunciados por el gobierno.

- La denuncia no sólo carece de pruebas contra la Presidenta y el Canciller sino que los hechos que se pretenden denunciar como delictuales nunca se verificaron: levantamiento de las alertas rojas en Interpol para los ciudadanos iraníes imputados, compra de petróleo a Irán a cambio de impunidad, etc. Es decir: SI NO HAY DELITO ALGUNO, MUCHO MENOS HABRÁ PRUEBAS que producir.
- La denuncia ni siquiera está redactada en un lenguaje técnico - jurídico usual en materia penal, más bien guarda similitud con una suerte de escrito de periodismo de investigación de clase B con citas inverosímiles y de escasa seriedad para el Poder Judicial de la Nación para fundar una acusación: como declaraciones de Luis D'Elia manifestando su conformidad con frases de la Presidenta, por ejemplo.
2) El principal efecto de una denuncia tan endeble y desopilante es que los acusados no pueden tener ningún interés en terminar con la vida del denunciante. No existe el móvil para cometer el crimen.
3) ¿Puede Nisman haber prescindido de los servicios de inteligencia, sean locales o extranjeros, en el armado y presentación de su denuncia? Todo indica que no.
Alguien con el historial de disculpas de Nisman difícilmente tomaría esa decisión sin tener una venia (haya sido esta verdadera o falsa). Es decir: si le vendieron espías falsos en la denuncia que formuló es perfectamente factible que también le vendieran venias falsas. Lo primero lo habría expuesto al ridículo pero lo segundo lo hubiese dejado en la mayor de las soledades.
4) A pesar de la denuncia en formato de novela y la inexistencia de un móvil para que los acusados cometieran el crimen del fiscal, la situación política en que se encuentra el gobierno es muy complicada. ¿Por qué? Simplemente por que son muy pocos los que se detendrán a leer la denuncia o a realizar estos análisis. Siempre terminará prevaleciendo en la mayoría de la sociedad la irresistible fascinación de creer en un crimen ejecutado desde las alturas del poder.
Y es que en esta causa, políticamente hablando, no sólo se invierte la carga de la prueba: el gobierno debe probar su inocencia, sino que, además, debe lograrse el total esclarecimiento del hecho.
No tiene otro camino el gobierno para ganar esta partida.