"Un rey, durante estos días, perdió los estribos durante una
Cumbre Iberoamericana que se realizó en
Chile. Tenía ante sí a un presidente latinoamericano, oscurito para colmo, con rasgos de indígena y que hace un uso brillante del Verbo. El rey, se sabe, es el anacrónico Juan Carlos de España. El presidente latinoamericano es el polémico Hugo Chávez. Aquí no voy a referirme a ninguno de los dos. Del rey ya he dicho que es un anacronismo. Todo monarca, sea inglés, sea holandés o sea español, es un anacronismo escandaloso en el siglo XXI. De Chávez hablaremos en otra oportunidad. Pero hay que decir que en cuanto al Verbo, en cuanto a la palabra, Chávez lo maneja infinitamente mejor que el rey. Quien sólo fue capaz de una rabieta inadecuada, de una ira de monarca en tierra de salvajes:
“¿Por qué no te callas?", célebremente ya le dijo a Chávez. Toda la historia del colonialismo late en esa frase. Basta de usar el Verbo, tú, hijo de indígenas, descendiente de esclavos. Es un rey europeo el que te lo ordena. Un descendiente de colonizadores, de osados aventureros que os han descubierto para la Historia, de una civilización que ha puesto el Verbo en tu bocaza insolente. Chávez es un orador brillante. Podemos creerle o no. Pero el monarca que pretendió hacerlo callar sólo es un ente arqueológico, aturdido, un rescoldo de tiempos ásperos y viejos que sólo sabe dar órdenes a quienes considera naturalmente (y por tradición) inferiores a él. Qué sorpresa, sin embargo, majestad. Ahí, frente a usted, un indígena levantisco usa el Verbo en su contra, él, a quienes ustedes se lo entregaron como gracia de Dios, lo usa mejor que ustedes y los saca de las casillas, los arroja a la indignidad de los malos modales, lo transforma, a usted, majestad, en un rey que pierde los estribos ante un vasallo que le moja la oreja, qué deshonor, qué vergüenza ante la historia, ante su linaje, debiera usted, acaso, pensarlo bien y luego, elegantemente, abdicar.
En su última contratapa, la revista Barcelona exhibe una foto del rey Juan Carlos de Borbón, de su esposa, Sofía, y, junto a ellos, hay un genocida, el general Jorge Rafael Videla. El rey español y su mujer lo visitaron, lo respaldaron con su presencia y no le dijeron que se callara. Tal vez porque Videla hablaba poco, tal vez por otros motivos. Como fuere, le entregaron el prestigio de una monarquía europea, fortaleciéndolo. Los que hacen Barcelona publican la foto y una frase: ¿Por qué te callaste? La frase está dirigida al rey Juan Carlos. Si ahora ordena callar a Chávez, ¿por qué él se calló ante Videla?"...
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