La última jugada de Massa seduciendo al establishment yanqui era de manual. O, mejor dicho: de su manual: es el juego que mejor maneja, donde se siente más cómodo y la manera como cree él le ganará la carrera a Scioli por aglutinar al establishment local. En el diario La Nación, Francisco Olivera ponía clarito esa batalla hace 3 semanas:
"Scioli viene de intentar sumar voluntades en Nueva York y suscita en el establishment menos desconfianza que el impredecible Sergio Massa. No es sólo economía: el respaldo del mundo de los negocios mejora el perfil de cualquier candidato que pretenda convencer a intendentes, el próximo objetivo con que el gobernador buscará equilibrar las adhesiones de Massa en la primera sección del conurbano"
Esa batalla continuará. Pero poco a poco, a medida que avanza su posicionamiento, Sergio Massa nos muestra su verdadero rostro. Eso, sin duda, también le traerá un costo: cuando falta demasiado para las elecciones ya prácticamente tiene perdido a los sectores del centro izquierda. Sólo le queda acumular por derecha en competencia con Macri y la mayoritaria derecha radical. Me da la impresión que Massa se apresuró: debió haber acumulado políticamente antes de transparentarse. Privilegió la seducción al establishment como estrategia de instalación cuando falta todavía 1 año y medio para las elecciones...
Pero si de errores hablamos... el gobierno nacional sigue empeñado en una estrategia comunicacional fracasada: intentar vender cualquier medida como una gesta épica. Y la gente no es boluda... estoy convencido que caería mejor llamarle al pan, pan y al vino, vino, explicando los motivos que llevan a tomar tal o cual medida y el cuadro general económico.
En esa línea, la tapa de hoy del diario Página 12 llega al extremo de la pelotudez al intentar vender un crédito de Golmand Sachs de 1.000 millones de dólares como un guiño del establishment yanqui al país:
Muchachos... no subestimen así a los lectores que les quedan!