sábado, 18 de abril de 2015

NOSOTROS Y LOS MIEDOS



En su columna de hoy en el diario La Nación, Francisco Olivera nos dice que "el Capitalismo (en Argentina) está en su fase vergonzante"
Y la verdad que el texto no tiene desperdicio: es una suerte de compendio de todos los miedos del establishment argentino. Un aporte extraordinario el de Francisco Olivera. Veamos:

Miedo a la ideología: "Es cierto que el Scioli que los hombres de negocios imaginan en el poder no es aquel que, hace un año, juzgaban kirchnerista portador sano. La posible nueva versión puede, en cambio, venir con militantes e ideología en el paquete"

Miedo a que alguien toque sus patrimonios: "Son inquietudes crecientes que anteayer precipitaron a varios a un almuerzo en la sede de la Bolsa. La invitada de honor, Elena Highton de Nolasco, ministra de la Corte Suprema, no quiso hablar de política, pero logró al menos tranquilizarlos sobre los alcances del nuevo Código Civil. "La propiedad privada no corre riesgo", dijo. Escuchaban Adelmo Gabbi, anfitrión, y Adrián Werthein, Héctor Méndez (Unión Industrial Argentina), Cristiano Rattazzi (Fiat Auto), Juan Chediack y Gustavo Weiss (Cámara de la Construcción), Martín Cabrales, José Urtubey (Celulosa), Gustavo Cinosi (Sheraton Pilar), Enrique Mantilla (Cámara de Exportadores), Eduardo Santamarina (Banco de Valores) y Luis Corsiglia"

Miedo a que cuestionen su religión económica: "Kicillof cuestionó el mundo académico que lo formó. Dijo que, en general, las universidades enseñaban "economía liberal", una cosmovisión que en el mejor de los casos ubica a la distribución de la riqueza en una segunda etapa, detrás de la prioridad que representa el crecimiento. "Ofertismo", definió Kicillof, y subvirtió entonces: "Hay que redistribuir para crecer. La redistribución es un instrumento de crecimiento".
Orador incansable, se explayó entonces durante más de una hora sobre nociones que, dijo, sostuvieron académicos como Michal Kalecki, economista polaco que conoció personalmente a Keynes y que sustentó su teoría del ciclo económico en la redistribución de la renta. "El ofertismo es lo que se enseña en todas las universidades del mundo", afirmó, y agregó que esa escuela había sido refutada en la Argentina de los últimos años. "A mí me enseñaron en la facultad que a la macroeconomía había que darle sustentabilidad y previsibilidad", insistió, y tanto entusiasmo -y acaso la tranquilidad de estar hablando sólo en términos teóricos- lo llevó al universo de los pobres que dice no estar en condiciones de contar: "Pero ¿cómo vamos a dar sustentabilidad y estabilidad a nuestra economía y a nuestras políticas económicas si tenemos a medio país excluido, con dificultades para acceder a la comida, a los bienes básico que tiene que dar el Estado, la salud, la educación, la infraestructura, las cloacas? ¡Eso no es estabilidad, eso es explosivo!".

Miedo al desenmascaramiento: "En esa misma charla Kicillof recordó, como al pasar, un sarcasmo que acababa de transmitirle un hombre de finanzas extranjero a quien no llegó a nombrar: el empresario argentino es difícil, citó el ministro de Economía, porque en general fuga al exterior los primeros 100.000 dólares que gana, destina los segundos 100.000 a comprarse una casa en Punta del Este o Miami, y los terceros 100.000 a contratar un abogado "por si lo pescan en las tropelías que hizo". La descripción, osada para quien incluyó una casa y dos terrenos con domicilio en Uruguay en su declaración jurada de 2013, desencadenó una ovación en el público"

Miedo a perder: "El escepticismo empresarial se funda en alegorías como ésa. En una sociedad abrumadoramente crítica del capital, pocos candidatos, y menos aún los convencidos, podrían resistirse a semejante aplauso"
Los empresarios están en realidad en un estadio anterior a esos temores: las últimas encuestas, consultadas y manoseadas como nunca, los han alertado sobre la posibilidad de que, como le gusta decir a Axel Kicillof, "el proyecto continúe".

lunes, 6 de abril de 2015

URGENTE NECESIDAD DE AMPLIAR LA UNIÓN DEMOCRÁTICA EN TUCUMÁN


Los mecanismos son idénticos: en el plano nacional, la prensa dominante intentó durante años desgajar a Daniel Scioli del Frente para la Victoria. No lo consiguieron.
En Tucumán, hoy se muestran desesperados por construir una Unión Democrática ampliada sumando a Domingo Amaya, intendente de San Miguel de Tucumán, a la Unión Democrática ya existente. Única forma de garantizar el triunfo en la provincia, dicen.
Y el "único" obstáculo para constituir esa Unión Democrática ampliada es, para el diario La Gaceta, el egoísmo: "... a medida que avanza el tiempo y se acerca la hora de las definiciones, cada vez está más claro que el ego de cada uno (el radical Cano y Amaya) les impide unirse y resignar el rol de candidato a gobernador. Esa incapacidad, pareciera jugar a favor de Manzur-Jaldo"
En forma coincidente, el ferviente medio digital antikirchnerista "Contexto" avisa: "Si prevalecen los egoísmos políticos, los intereses menores o las ópticas partidistas, Cano y Amaya se quedarán sin nada, el gobernador será Manzur y los responsables estarán a la vista"
Ambos planteos coinciden en algo: los partidos, los programas de gobierno, la existencia de una plataforma electoral para ofrecer a la ciudadanía son cuestiones menores. Egoísmos políticos, dicen.
Todo vale para destronar a los K. Y le avisan al intendente de San Miguel de Tucumán, Domingo Amaya: "tiene que dejar de ser K para integrar la Coalición Cívica". Es el único requisito a cumplir.
Me pregunto ¿Qué posibilidades de gobernabilidad tiene un engendro de este tipo? Obviamente: ninguna.
Pero bueno, allí están... bailando por un sueño!