En el reciente discurso que dio la Presidenta Cristina ante el Comité de Descolonización de la ONU, hay un fragmento que no fue destacado por casi nadie, seguramente porque el tema principal era la soberanía sobre las Islas Malvinas. Me refiero a estos conceptos:
"... el país seguirá invertiendo en ciencia y tecnología porque en el futuro habrá tres vectores: la energía, los alimentos y la ciencia y tecnología. El entrecruzamiento de estos tres vectores nos permitirá crecer y la Argentina tiene un presente y un futuro prominentes".
Veamos:
1) Sin dudas se trata de un diagnóstico preciso. Ni siquiera Majul le dedicaría un libro ni Lanata un fuck you
2) No sólo son palabras. Las políticas de estado se dirigen hacia allí.
3) En cuanto a alimentos, no vale la pena profundizar demasiado en la potencialidad argentina que hizo explosión en la última década sobre todo. Los esfuerzos están dirigidos a agregar valor, y está bien.
4) En cuanto a Ciencia y Tecnología, además de crearse un Ministerio específico y aumentar el presupuesto para tal fin, se repatriaron científicos y se creó Tecnópolis, por ejemplo.
5) En cuanto a Energía, la decisión de expropiar YPF y realizar grandes inversiones petroleras nos coloca nuevamente en el camino correcto.
Veamos, por ejemplo, lo que pasa hoy en el primer mundo. Nos dice el diario El País de España:
"Las inversiones en aeropuertos, AVEs y parques temáticos fueron enormes en comparación con las realizadas en escuelas, universidades o parques tecnológicos. El resultado fue que el gasto de España en ciencia no excedió nunca el 1,3% del PIB, permaneciendo tozudamente inferior a la media europea (1,8%) y misérrimo comparado con el de Francia (2, 2%), Alemania (2,8) o Finlandia (4%), y el número de investigadores no superó los 7 por cada mil empleados, cifra inferior a la de Eslovenia o Portugal y aproximadamente la mitad de la de los países más desarrollados de la UE.
Lo malo es que la situación, incluso antes del estallido de la crisis, no apuntaba hacia una mejora. Durante la última década, el número de tesis doctorales leídas en España y la nota media de los licenciados que optan por investigar han disminuido cada año como consecuencia de la desincentivación que producen los sueldos bajos y el limitado prestigio social del investigador. ¿Cómo es posible entonces que hace pocos días la secretaria de Estado de Investigación, Carmen Vela, se permitiera proclamar que el sistema español estaba sobredimensionado y que debía ser “adelgazado”? Con toda rotundidad puede afirmarse que dicho sistema es hoy ya excesivamente “delgado” para los estándares europeos. Una dieta lo llevaría a la insuficiencia, por no decir a la anorexia, y, si algo reclaman los entendidos, es que se le eche más aliento"